31.5.06

[Crónica de unos días a su lado II]

Hoy, es decir ayer (es de madrugada y seguramente este post ya quedará registrado en miércoles), vi a mi querido y bien amado por sobretodas las cosas, novio. Quedamos de vernos en un Sanborn's a las 5 p.m. porque, por fin, íbamos a trabajar en un cuento suyo. Nos encontramos en la estación del Metrobús y fuimos directo a una mesa, frente a una taza de café y casi directo al tema que nos reunía.

Digo casi porque tuvimos un pequeño roce. La verdad es que no quería salir de casa, desde el fin de semana estuve enclaustrado en mi cuarto leyendo y escribiendo lo más que pudiera ya que la carga de trabajo es mucha (ensayos, reseñas, dictámenes, poemas, notas y un sin fin de cosas más pendientes). Irremediablemente hoy tuve que salir para verlo. En verdad me resistía así que llegué un poco irritado. En primer lugar me molestó mucho que cuando nos encontramos en la estación del Metrobús me llegará por detrás para asustarme. ¡Tengo un trauma severo con las personas que vienen o caminan a mis espaldas! Le pedí que no lo volviera a hacer. Luego, para refugiarme de la turbamulta y el mundanal ruido, iba leyendo Bernhard y me estaba maravillando cuando hube de bajar en la estación. Le dije lo maravilloso que es Bernhard contando como se está muriendo, poco a poco, y como se resiste a la muerte, se aferra a la vida. Con su característico dejo despectivo me dijo algo así como "para eso mejor leo a Faulker". No soporté el comentario y le grité: "¡entonces vete a leer a Faulkner!" Debí de haberle gritado muy feo porque se percató y ahora el que tuvo que ceder fui yo, me tranquilicé y le mentí: le dije que no le había gritado.

Entramos al restaurante y lo primero que me encuentro es a una persona un tanto cuanto desagradable. Pido mesa en el extremo contrario al que él está sentado. Mi novio y yo--no lo decimos, pero lo percibimos--estamos un poco irritados, vulnerables. Llega la mesera a tomar la orden: yo sólo quiero café, le dijo, al ver que él revisa una y otra vez la misma carta que contiene el mismo menú de hace siglos, sin decidirse (¡qué desesperación!); finalmente tomará té de manzanilla. Tomo un libro de cuentos que le presté y me sumo en su lectura; todo en rededor me es molesto.

Regresa la mesera a dejar las bebidas y tomar la orden de comida; yo ya he comido y no pido nada, él me consulta, musita algo y no le entiendo: ¿Qué?, le pregunto, vuelve a musitar, me desespero y la mesera también, tanto que da media vuelta y se va. Vuelvo a sumirme en las páginas del libro (me detengo en "Lighea" de Lampedusa). Después de un rato, cuadno me he serenado, le pido que empecemos con la revisión de su cuento. Conforme van transcurriendo los minutos la cosa se vas destensando. Voy al baño y luego a las revistas a echar un vistazo: necesito distracción. Vuelvo adentro y hace frío, el aire acondicionado es más frío allí. En cuanto puedo, cuando hemos terminado la sesión, le pido que nos vayamos; creo que no debí ir a un lugar a enclaustrarme más. Salimos a caminar sobre Insurgentes, nos encontramos a un conocido mío, caminamos por otra avenida y nos encontramos a otro conocido mío, más adelante nos metemos a la tienda de ropa de unos amigos, ellos sí, allí estamos un rato; al salir, me percato que un conocido va en una bicicleta. Quiere un helado (¡y yo me muero de frío!) y vamos en su búsqueda; otra vez, una larga sesión para que se decida por uno o varios sabores.

Al final, con su compañía, se me ha olvidado todo lo tenso, desesperado, agobiado, histérico que estaba. ¡Te amo!

Esta rola es para ti hermoso: Proud.

28.5.06

[¡Confirmadísimo!]

Voces convergentes en La Silla
II Encuentro de escritores jóvenes del norte
Museo Metropolitano
Monterrey, NL, 6, 7 y 8 de julio.


Por Tijuana (la ciudad por la que van más asistentes) vamos:

* Patty Blake
* Amaranta Caballero
* Omar Pimienta y
* Sergio Téllez-Pon

¡Tijuana power!


¡Allá nos vemos, puesn! ¡Ajúa!

27.5.06

[Mi sombra sin mí]

Te he hablado ya, Natanael, de los cuerpos sin sombra. Mira, ahora, mi sombra sin cuerpo.
Gilberto Owen, "Sombra".

Internacional (e inquietante) semana de la Mujer Invisible

Inauguración: sábado 27 de mayo, 19 hrs.

Lecturas: jueves 1 de junio, 18 hrs.

Casa Refugio Ciltlatépetl
Citlatépetl y Amsterdam
Col. Condesa, Ciudad de México.

[Yo no soy mujer, pero participo en la semana con esta misma foto en solidaridad a todos aquellos Invisibles que hacen con sus labores no-reconocidas que este mundo siga girando. ¡Allá nos vemos!]

25.5.06

[Contra la academia]

Después de un almuerzo con el escritor británico (quizá ya para entonces naturalizado estadounidense) Christopher Isherwood, cuenta Gore Vidal que se atrevió a decirle que esperaba encontrar, pronto, un trabajo como guionista de algún estudio cinematográfico—Isherwood lo era de la MGM— porque, argumentó, ya no podía vivir de sus derechos de autor y, enfatizó, se negaba a la enseñanza, a ingresar a la academia. Caso raro el de Vidal, pues, invariablemente, en los países de habla anglosajona los escritores acaban en las aulas y en sus cubículos haciendo labores improductivas para literatura pero, eso sí, bien pagadas. Y así, vivir fuera de la academia es vivir en el error.

Por el contrario, ¡por fortuna!, en los países de habla española esto no sucede. ¿Imaginamos a un Alfonso Reyes dando clases? ¿O a un Pedro Henríquez Ureña? ¿A Borges metido en laberínticos estudios académicos—¡él que tanto gustaba de los laberintos y las bibliotecas!—? ¿Cómo escribirían—gracias a su academicismo—autores tan opuestos como Bellatin o Fadanelli o Montiel Figueiras? Esa figura que en la América hispánica se conoce como el Hombre de Letras, la academia la hubiera abolido.

Además, por si fuera poco, me da la impresión de que los académicos (y en especial los anglosajones) se creen dueños de la verdad y creen que sus tesis son irrefutables. Los “colegas”, como entre ellos se llaman, son aún más celosos, envidiosos y resentidos que los escritores hechos y derechos. Gore Vidal, en otra ocasión, recuerda haber leído un libro interesante de un francés sobre “La homosexualidad masculina en la novela y el teatro norteamericanos de Melville a James Baldwin” y, cuando conoció al autor, éste le dijo a Vidal que esperaba la pronta publicación de la traducción al inglés en Estados Unidos. Con su lengua viperina, Vidal le contestó que nadie iba a publicar su libro dado que nadie lo reseñaría. “Se quedó perplejo. ¿Acaso no era un libro serio? ¿Académico? ¿Con una extensa bibliografía? Corroboré que era todo eso; pero en Estados Unidos no se reseñan los estudios académicos y menos los que tienen que ver con maricones.”

24.5.06

[Nada nuevo bajo el inclemente sol defeño]

Así le escribí a un amigo a Estados Unidos que me preguntaba sobre lo que acá pasaba. Agregué que sólo unas "dizque violadas y unos indios alzados a machetachos (figura tan frecuente en nuestra América hispánica)" pero fuera de eso, ninguna novedad, todo en perfecto orden y octaviana paz.

¡Ah! pero el "dizque" tan despectivo no está escrito no'más así porque sí, porque a mi me haya dado la gana ser despetivo, ¡No! En lo absoluto. Ayer La Jornada, a ocho calumnias, decía que la CNDH decía a su vez que eran 7 las violadas (y no las 40 y tantas que en principio habían dicho). Pero, ¡oh sorpresa!, el mismo Milenio de ayer, a ocho también, decía que la CNDH decía, a su vez, que no había habido NINGUNA violada en Atenco. Es decir, digo yo, ya no importa lo que la CNDH haya dicho o dejado de decir (o de desdecirse), lo que importa en estos casos tan polémicos y tan amarillentos (me refiero a amarillistas no a los asiáticos a quienes tengo tan en muy mal concepto, como uds. ya sabrán) es lo que dicen nuestros flamantes y tan decidores Medios de Comunicación.

Claro, porque realmente no sabemos lo que realmente ocurrió en Atenco: sabemos lo que sabemos porque así quisieron nuestro Medios que supiéramos: madrazos al por mayor, saqueo, horrores, y más horrores hasta contra los pobres perros que son más pobres y callejeros que los habitantes de ese poblado. Si me equivoco, por favor, háganmelo saber a base de insultos.

Otro amigo, indignado por lo que he escrito en este blog, me enfrentó y me invitó a no seguir diciendo estas cosas (o al menos a no hacerlas públicas) si es que realmente me importa madres la humanidad y sus miserias. Esto, porque él fue el promotor de una carta que firmaron varios escritoretes y que yo, muy misántropamente, me negué a hacer (A otro amigo, un tercero, le escribí: "Un fuerte abrazo estrangulador para iniciar contigo la desaparición de esta mugrosa raza de escritoretes abajofirmantes"). Cuando le dije que esas cartuchas poco le importaban a los medios, a los gobernantes y aún a los de Atenco, argüió que al menos era una forma de manifestar su indignación.

Indignada mi indignación, creí conveniente no seguir discutiendo el tema con él, pero eso sí, no aceptaré su invitación a no manifestar mi indignación por lo que esta especie llamada humana hace sobre la faz de la tierra.

23.5.06

[*Habemos muchos...]

Hace unos días le escribí a un amigo que andaba un poco down--aunado a lo que él se azota y le pone más crema a sus tacos--algo para reanimarlo y al final le decía algo así como:

"Recuerda que habemo s personas que te queremos..."

Le saltó el *habemos y me escribió diciendome que así no se conjugaba el verbo hay. Yo le contesté que no hay "hay" sino haber y, quizá de haber pueda existir el "*habemos"; como en la antigüedad--y aún hoy en menor grado--se dice: "hube de ir a.." en lugar de "tuve que ir a..". Pero me quedé con la duda y consulté la minucia en las Minucias del lenguaje (FCE, 2003) de José G. Moreno de Alba, a la sazón, director de la Academia Mexicana correspondiente de la Real Academia Española (y no, como dicen por allí Academia Mexicana de la Lengua).

Pues bien, en la minucia "*Habemos muchos" (pp. 343 y 344), dice Moreno de Alba que el error está en querer hacer en plural lo que bien puede ser singular o plural pues en lo que hay que fijarse no es en eso sino en su objeto directo que, a su vez, se confunde con el sujeto:

En la oración "hubo heladas", el sustantivo heladas es objeto indirecto de hubo y no su sujeto, que no sólo es gramaticalmente tácito sino semánticamente indefinido. No falta estudiosos de la filología que encuentran este fenómeno desde el mismo latín ("in arca Noe habuit homines", que quiere decir "en el arca de Noé hubo hombres"). El que heladas sea objeto indirecto en "hubo heladas", y no su sujeto, queda plenamente comprobado mediante la permutación por pronombre objetivo directo ("las hubo") y no por prononmbre sujetivo (*"aquellas hubo").

Y conluye:

Este confundir objeto con sujeto se evidencia cuando un objeto plural tiene carácter inclusivo; es decir, si de alguna manera queda dentro de él el que habla y, en tal caso, no es raro que se produzcan expresiones como "*habemos muchos inconformes" [o, como yo escribí, "*habemos muchas personas que te queremos..."], en que no sólo se pluraliza la forma verbal sino que además se modifica la persona gramatical, que pasa de tercera a primera persona. Nótese que, precisamente por su carácter unipersonal, es imposible usar el verbo haber con matiz inclusivo: si se dice "hay muchos inconformes" no debe necesariamente entenderse que el que habla queda incluido. Es por tanto necesario, si se desea poner éfasis en este carácter inclusivo, hacer uso de otro verbo: "somos muchos los inconformes", por ejemplo.

Por lo tanto, yo debí de haberle escrito: "Somos muchas las personas que te queremos..." Y sí, somos muchas personas las que te queremos wey, así que no te pongas histérico.

21.5.06

[Poesía homoerótica. Antología]


Mi pequeña antología, que apareció hace un par de meses, es comentada hoy en la sección de libros de La Jornada.

Si aún no la tienen, qué esperan para ir corriendo a su estación del Metro más cercana para adquirirla: en los puestos de "Un metro de libros" (esos pequeños puestos de madera que están en los andenes) por tan sólo 20 pesitos.

Ahora un gran poema gay de la reina de las poetisas gays que no aparece en mi compilación dado su extrema extensión pero que tengo previsto para una segunda edición muy ampliada:

El joven marino
Luis Cernuda


El mar, y nada más.

Insaciable, insaciable.
Con pie desnudo ibas sobre la olvidadiza arena,
Dulcemente trastornado, como el hombre cuando un placer espera,
Tu cabello seguía la invocación frenética del viento;
Todo tú vuelto apasionado albatros,
A quien su trágico desear brotaba en alas,
Al único maestro respondías:
El mar, única criatura
Que pudiera asumir tu vida poseyéndote.

Tuyo sólo en los ojos no te bastaba,
Ni en el ligero abrazo del nadador indiferente;
Lo querías aún más:
Sus infalibles labios transparentes contra los tuyos ávidos,
Tu quebrada cintura contra el argénteo escudo de su vientre,
Y la vida escapando,
Como sangre sin cárcel,
Desde el fatal olvido en que caías.

Ahí estás ya.
No puedes recordar,
Porque ahora tú mismo eres quieto recuerdo;
Y aquella remota belleza,
En tu cuerpo cifrada como feliz columna,
Hoy sólo alienta en mí,
En mí que la revivo bajo esta oscura forma,
Que cuando tú vivías
Sobre un ara invisible te adivinaba erguido.

No te bastaba
El sol de lengua ardiente sobre el negro diamante de tu piel,
Alo largo de tantas lentas mañanas, ganadas en ocio celeste,
Llenas de un áureo polen, igual que la corola de alguna flor feliz,
De reposo divino, divina indiferencia;
Caído el cuerpo flexible y seguro, como un arma mortal,
Ante la gran criatura enigmática, el mar inexpresable,
Sin deseo ni pena, igual a un dios,
Que sin embargo hubiera conocido, a semejanza del hombre,
Nuestros deseos estériles, nuestras penas perdidas.

Mira también hacia lo lejos
Aquellas oscuras tardes, cuando severas nubes,
Denso enjambre de negras alas,
Silencio y zozobra vertían sobre el mar;
Y en tanto las gaviotas encarnaban la angustia del aire invadido por la tormenta,
Recuérdale agitado, al mar, sacudiendo su entraña,
Como demente que quisiera arrancar en la luz
El núcleo secreto de su mal,
Torciendo en olas su pálido cuerpo,
Su inagotable cuerpo dolido,
Trastornado también ante su amor, también inagotable,
Sin que pudieras llevar sobre su frente atormentada
La concha protectora de una mano.

Las gracias vagabundas de abril
Abrieron sus menudas hojas sobre la arena perezosa.
Una juventud nueva corría por las venas de los hombres invernales;
Escapaban timideces, escalofríos, pudores
Ante el puñal radiante del deseo,
Palabra ensordecedora para la criatura dolida en cuerpo y espíritu
Por las terribles mordeduras del amor,
Porque el deseo se yergue sobre los despojos de la tormenta
Cuando arde el sol en las playas del mundo.

Mas ¿qué importan a mi vida las playas del mundo?
Es esta solamente quien clava mi memoria,
Porque en ella te vi cruzar, sombrío como una negra aurora,
Arrastrando las alas de tu hermosura
Sobre su dilatada curva, semejante a una pomposa rama
Abierta bajo la luz,
Con su armadura de altas rocas
Caída hacia las dunas de adelfas y de palmas,
En lánguido paraje del perezoso sur.

Aún ven mis ojos las salinas de sonrosadas aguas,
Los leves molinos de viento
Y aquellos menudos cuerpos oscuros,
Parsimoniosamente movibles,
Junto a los bueyes fulvos,
Transportando los lunáticos bloques de sal
Sobre las vagonetas, tristes como todo lo que pertenece a los trabajos de la tierra,
Hasta las anchas barcas resbaladizas sobre el pecho del mar.

Quién podría vivir en la tierra
Sino fuera por el mar.

Cuántas veces te vi,
Acariciados los ligeros tobillos por el ancho círculo de tu pantalón marino,
El pecho y los hombros dilatados sobre la armoniosa cintura,
Cubierto voluptuosamente de lana azul como de yedra,
El desdén esculpido sobre los duros labios,
Anegarte frente al mar en una contemplación
Más honda que la del hombre frente al cuerpo que ama.

Cambiantes sentimientos nos enlazan con este o aquel cuerpo,
Y todos ellos no son sino sombras que velan
La forma suprema del amor, que por sí mismo late,
Ciego ante las mudanzas de los cuerpos,
Iluminado por el ardor de su propia llama invencible.

Yo te adoraba como cifra de todo cuerpo bello,
Sin velos que mudaran la recóndita imagen del amor;
Más que al mismo amor, más, ¿me oyes?,
Insaciable como tú mismo,
Inagotable como tú mismo;
Aun sabiendo que el mar era el único ser de la creación digno de ti
Y tu cuerpo el único digno de su inhumana soberbia.

Era el atardecer. Las llaves del día
Huyeron ante el furtivo pensamiento de la sombra.
Los hombre descansaban en sus cabañas,
Entre la mujer y los hijos,
Desnudos los pies bajo la luz funeral del acetileno,
Acechando el sueño en sus yacijas junto al mar;
Como si no pudieran dormir lejos de lo que les hace vivir
Y de lo que les hace morir.

Un gran silencio, una gran calma
Daba con su presencia el mar;
pero también latía por el aire adormecido y fresco del letal anochecer
Un miedo oscuro
A no se sabe qué pálidos gigante,
Dueños de grisáceas serpientes y negros hipocampos,
Abriendo las sombrías aguas,
En lucha sus miembros retorcidos con rebeldes potencias animales del abismo.

Las barcas, como leves espectros,
Surgían lentamente desde la arena soñolienta,
Voluptuosos cuerpos tibios,
Con la gracias del animal que sabe volver los ojos implorantes
Hacia las manos de su dueño, dispensadoras de protección y de caricias,
Y piensa tristemente que se alejan sin poder retenerlas.

No a estas horas,
No a estas horas de tregua cobarde,
Al amanecer es cuando debías ir hacia el mar, joven marino,
Desnudo como una flor;
Y entonces es cuando debías amarle, cuando el mar debía poseerte,
Cuerpo a cuerpo,
Hasta confundir su vida con la tuya
Y despertar en ti su inmenso amor
El breve espasmo de tu placer sometido,
Desposados el uno con el otro,
Vida con vida, muerte con muerte.

Y una vez, como rosa dejada,
Flotó tu cuerpo, apenas deformado por la nupciales caricias del mar,
Mas pálidos los labios, lo mismo que si hubieran dado paso
A toda su pasión, el ave de la vida;
Igualmente hermoso así, joven marino,
Desgarradoramente triste con tu belleza inhabitada,
Como cuando tornasolaba la vida tus miembros melodiosos.

Cambian las vidas, pero la muerte es única.
Aún oigo aquella voz exangüe, que en su vago delirio
Llegó hasta mí, a través de las velas caídas en la arena, como alas arrancadas;
Alguien que conocía tu ausencia, porque sus ojos te vieron muerto, tal una rosa abandonada sobre el mar,
Decía lentamente: "Era más ligero que el agua."

Qué desiertos los hombres,
Cómo chocan sin verse unos a otros sus frentes de vergüenza,
Y cuán dulce será rodar, igual que tú del otro lado, en el olvido.
Así tu muerte despierta en mí el deseo de la muerte,
Como tu vida despierta en mí el deseo de la vida.

[Encuentro de poetas mexicanos actuales]

La Universidad Nacional Autónoma de México,
la Facultad de Filosofía y Letras,
y el grupo Espacio en disidencia


Le invitan a:


En el vértigo de los aires
Encuentro de poetas mexicanos actuales


"Hombre de hoy,
cosmopolita,
nacido en el vértigo de los aires
a una altura en que la tierra ya no se veía,
con un algo de sangre de múltiples razas
y un grano de mirra de eternas creencias"

Luis Cardoza y Aragón


Que se llevará acabo el miércoles 24 y jueves 25 de mayo de 2006,
en las Salas A y B de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM,
a las 17:00 hrs. Se realizarán mesas de lectura y venta de libros y revistas.


PARTICIPANTES:


24 de Mayo
Salas A y B
17 hrs.

Luis Jorge Boone / Alí Calderón / Carlos Roberto Conde / María Cruz / Antonio Escobar / Rodrigo Flores / Leopoldo Lezama / Rubén Márquez / Rafael Mondragón / Óscar de Pablo / Luis Paniagua / Ramón Peralta / Jorge Solís Arenazas / Álvaro Solís / Daniel Téllez / Eduardo Uribe / Manuel Becerra Salazar.

Modera: Iván Cruz Osorio



25 de Mayo
Salas A y B
17 hrs.

Christian Barragán / Iván Cruz Osorio / Claudina Domingo / Marco Fonz de Tanya / Tanya de Fonz / Natalia González Gottdiener / Sergio Loo / Andrés Márquez / Ismene Mercado / René Morales / Jocelyn Pantoja / Karen Plata / Balam Rodrigo / Marina Ruiz / Alberto Trejo / Sergio Téllez-Pon [CANCELA SU PARTICIPACIÓN].


Modera: Rafael Mondragón



Comité Organizador:

Iván Cruz Osorio
Rafael Mondragón


Ante los hechos sucedidos en San Salvador Atenco, y el ambiente de violencia verbal extrema que se vive en las elecciones algunos de los poetas participantes fijarán su postura ante estos hechos, como una forma de protesta más ante este clima enrarecido.


COMITE ORGANIZADOR

19.5.06

[Mulata barroca]

Alberto Ruy Sánchez, de visita en La Habana, está sentado en el muro del Malecón. Una mulara, barroca en genio y figura, según la imagen de Carpentier, pasa por su lado.

La mulata camina moviendo lentamente los brazos y las piernas. Como si nadara. Uno-dos, uno-dos, uno-dos. Splash-splash, splash-splash. Su muy prominente nalgatorio es un oleaje. Una nala sube mientras la otra baja, una se expande mientras la otra se contrae, una se afirma mientras la otra cede. A cada paso, las nalgas intercambian sus papeles. Camina el nalgatorio como pr cuenta propia, soberano, apenas acompañado por las piernas y los brazos que más parecen desplazarse en el mar que en tierra firme.

Atrás, Alberto ve venir a un negro en bicicleta, que mira a la muata con ojos sedientos, concentrados en ese caderamen que lo excita y lo arrulla al mismo tiempo, que le desorbita la mirada y le mece la ansiedad. En unas cuantas pedaleadas, el negro la alcanza. La rebasa. Sin perder la dirección del manubrio, se voltea y le propina el piropo más notable y exultante que Alberto haya escuchado jamás:

--¡Óyeme, mi negra, no me muevas así esa cuna porque me despiertas al nene!

De Tres lindas cubanas de Gonzalo Celorio (Tusquets, México, 2006) que se presenta el domingo en la sala Ponce del Palacio de Bellas Artes a las 12 hrs.

Me pasaron la información (y el libro) en la editorial y yo cumplo con difundirla.

*

¡La Guayaba y la Tostada viven!

17.5.06

[Replicante 7]


Como diría mi Adorable esparraguito (Arturo Ramírez Lara, entiéndase): "Ahora hablemos de mis éxitos", jejejeje. Nahhhh, nada de eso. Hablemos de los éxitos de varios: apareció ya el número 7 de la (irreverente) (iconoclasta) (queer) Replicante. En su blog, Roger Villarreal posteó el índice de lo que encontraremos en este número.

Córranle al revistero del Sanborn's o se acaban los pocos ejemplares que llegan.

[Queremos tanto a...]

Luis Cernuda

Cernuda vendría a ser algo así como la Reina Madre (la de Inglaterra, fallecida hace un par de año) de todas las locas que nos dedicamos a esto de la escritura. Tal y como, según Sartre, los franceses tienen en su santoral a Saint Genet y los griegos a san Kavafis, los de lengua hispana tenemos a este portentoso poeta nacido en Andalucía, España, el 21 de septiembre de 1902. Cernuda está por encima de su propio paisano, Federico García Lorca y de muchos otros de su generación: Emilio Prados, Gil-albert y el closetero pero premio Nobel, Vicente Aleixandre (quien cantaba femeninamente lo que a todas luces era masculino).

Y de los poetas de Latinoamerica ni se diga, yo soy fan de Villaurrutia pero vivió muy poco, el lenguaje de Novo es mordaz pero acabó mordiendose su propia lengua. Nandino es un poeta menor y Pellicer un pésimo poeta. De Barba Jacob su vida es más interesante (y más si es contada por el gran Vallejo) que su poesíapues esta es muy plana, monótona. Borges era de clóset, a webo. Perlongher era el barro de lo creado en las Antillas, más específicamente en la más grande de ella, Cuba: Ballagas, Lezama Lima, Piñera, ¡esos si qué son tamaños!, Arenas, , et. al. (Sólo alguno de esos cubanos estaría dándole la batalla a Cernuda).

Y es que no soy yo el único cernudiano, también lo son y, en gran medida, Guillermo Fernández (con quien el otro día me pasé tres horas al teléfono hablando del andaluz cuando yo le hablaba para preguntarle por Abigael Bohorquez), Vicente Quirarte, James Valender, Hernán Bravo Varela, y de otras latitudes mi querido Luis Antonio de Villena (quien le escribió un muy bonita biografía en la colección Vidas Literarias de la editorial barcelonesa Omega) y el mismísimo crítico literario a quien tanto admira mi novio, Harold Bloom. Este último dijo el año pasado en una entrevista qque Cernuda es un poeta más moderno que el propio García Lorca y, claro, que Benavente, Brines, Gil de Biedma, Arrufat, Ulacia y demás insignificancias.

La de Cernuda es una poesía que no permite un acercamineto fácil: en todo momento le restriega al lector su condición. "Yo aquí soy el poeta y tú mi simple lector", seguramente hubiera dicho quien hacía de su arrogancia una virtud. Además, Cernuda es ya un referente muy importante entre los poetas gays que escriben poesía gay: ha impuesto temas y un lenguaje que ha perdurado a lo largo de varias décadas. Por ejemplo, en "Nocturno y elegía" del cubano Ballagas ya se percibe a simple vista la influencia de Cernuda con su poema "El joven marino"; incluso Ballagas le plagia ideas y palabras muy concretas ("El joven marino" debió de haberlo escrito a principios en la década de 1930 y hacía el final de la misma década Ballagas compuso su poema). Lo mismo sucede con "Origami para un día de lluvia" (1990) de Manuel Ulacia, un poeta muy menor que, al igual que Ballagas, le plagia ideas, imágenes y palabras muy específicas pero esta vez de los últimos poemas cernudianos, es decir, de "Desolación de la quimera". Por mi parte, no me atrevo a tanto, lo admiro con fervor pero de allí a tratar de imitarlo, de llegarle siquiera a sus poemas menores, a su lenguaje menor, hay una distancia; yo si me ubico muy bien en el lugar que me corresponde.

Es por eso que tampoco me ubico en la línea sucesora del trono. ¿Quién es el heredero de la corona cernudiana? No lo sé, no vislumbro un poeta del tamaño de Cernuda y ni siquiera que le siga timidamente los pasos. Guillermo vendría siendo algo así como la condesa de Toluca, hay también, según me informan, duquesas en Monterrey (Joaquín Hurtado, Luis Aguilar y la infanta óscar David López), en Guadalajara (desde Luis González de Alba, pasando por mi querido Víctor Ortiz Partida y el generosísimo Luis Armenta Malpica), aquí en la ciudad está la lenona de los Portales y los vapores Rocío, candidata al Conaculta cuando ella exige Hacienda, la condesa de la Condesa sin duda alguna es Fernando Vallejo (otro que podría estarle peleando la corona a Cernuda), yo soy una modesta infanta de Tlatelolco-Tepito. Luis Antonio ya pidió ser condesa del Mal Mundo, quizá Pedro Montealegre demande serlo de Valencia o de su natal Chile (aunque allá ya tenemos a la Lemebel), o Mendicutti de su natal Cadiz, Arrufat lo podría ser de La Habana y mi querido Harold de Bogotá. Y, claro, el vulgo.

Todas juntas, hermosamente retratadas con su tiara, envidiando la corona que sólo le pertenece a Cernuda.

16.5.06

[De politiquería y más verborrea... III]

Hoy por la mañana que salí a comprar los periódicos (cuando debería estarme preparando para ir a la inauguración de la nueva Biblioteca Vasconcelos que queda aquí cerca de casa pero evento al cual ya había determinado desde hacía algún tiempo no ir) me encontré con una vecina que siempre me dice, en lugar de saludarme cortesmente, "Va a ganar el Peje". Yo sólo me río. Una cuadra más adelante, me encuentro con el carpintero quien, todavía hace 6 años me gritaba furioso su entusiasmo por el Peje, ahora sólo se limita a recriminarme las fallas tremebundas del gobierno de Fox para concluir con su ritornello: "Todos son iguales de corruptos, ya ni confiamos en ese Peje".

Así de polarizada esta la chusma. La misma chusma que el Peje anda alborotando por todos los lugares por donde pone un pie y grita su verborrea. Sin embargo, esa misma verborrea es la que lo ha llevado a los índices más bajos de su popularidad. Nada de campaña en contra y sucia y toda esa, a su vez, verborrea que se anda diciendo por allí. El Peje está cayendo por su propia e incendiaria boca.

En un momento temprano, creí que toda esa chusma se integraría a la dinámica de desarrollo del país con un presidente como AMLO, hoy creo todo lo contrario. Desde luego que era un pensamiento inocente de mi parte, pues toda ese gentuza claro que no se iba a integrar sino que, por el contrario, iban a querer que todo se los diera el gobierno: pensiones alimenticias no sólo para los viejitos, las madres solteras, los estudiantes de "bajos recursos", sino también para el carpintero que diario me restriega lo mismo por las mañanas que salgo a compara el periódico, para mi vecina que ama al Peje y sólo por eso demanda su dinerito, para mí, escritor en ciernes que escribe en diez mil pendejos lados para ganarse sus míseros pesos que le corresponden y así sucesivamente, todos extendiendo la mano porque , ¡ah! de la vida, todo eso y más nos prometió el populista ese.

Era de esperarse que todo eso fuera insostenible. Tanto insulto, tanta incoherencia, tanta verborrea dicha así, no más por decir, por no quedarse callado, por vociferrar aprovechando que tenía el micrófono enfrente. Y las sigue diciendo: Monsiváis al Conaculta. ¡Válame Dios!, diría Sancho. Cuando don Quijote le prohibe a Sancho seguir hablando de todas sus tonteras, el escudero más famoso de la literatura mundial se decide a dejarlo seguir con sus aventuras pues, argumenta, él no puede dejar de hablar. Es su peor castigo, la pena máxima. A esta altura del camino, los electores abandonan al jinete que tanto habla pero muy poco dice con verdad.

AMLO no gana y la chusma se va a alborotar. O'verán lo que les digo...

15.5.06

[Crónica de unos días a su lado]

Fetichista como soy, caí estrepitosamente en su cuerpo gracias a sus manos: velluditas, las venas un poco resaltadas, de piel clara, dedos armoniosamente formados y las uñas recortadas. Sus manos, pues, me llevaron a su cuerpo estilizado gracias a las horas en el gimnasio (y la dieta estricta y los suplementos alimenticios), sus labios carnosos y húmedos, sus pies hermosos atenuados por su pequeñez. Su cultura me deslumbra, su inteligencia me azora, su edad me humilla.

El jueves tomamos un café en el Illy de la Condesa. El viernes por la noche fuimos a una cenita invitados por la Cerón y departimos con Pholenz, mi querida Nepote, mi entrañable Eihtel, Miriam Mabel, et. al. Amanecimos juntos, entonces fuimos a desayunar al Péndulo (él pagó y me enfurecí), fuimos al cine y él volvió a pagar y me volví a enojar, vimos (si es que en algún momento le pusimos atención): Thumbsucker. Antes, nos compramos ropa en el Sears (yo pagué). Salimos a comer, deambulamos por la ciudad. Ya un poco cansados por la desvelada nos despedimos prometiendo vernos al día siguiente. Domingo: paso el día ansioso de volverlo a ver. Llega la hora y yo llego tarde: vamos a la Cineteca y no hay nada interesante que ver, caminamos a Coyoacán y él no quiere caminar más porque está cansado del ejercicio hecho por la mañana, nos instalamos en un café y pedimos: él, té de menta, yo, capuccino de cajeta, platica larga, extensa. Luego, un brownie de chocolate recién horneado con helado de vainilla y nueces, él se resiste pero finalmente lo devora porque está delicioso. Más platica, lectura de poemas de Cernuda (¡Si el hombre pudiera decir lo que ama!) y textos divertidos de Pepe de la Colina. Afuera llovía caprichosamente. Caricias y besos ante el azoro de los comensales y meseros de un restaurante ubicado--según creíamos--en una zona open de esta hipocritona ciudad. Más tarde cena: canelones de ternera con salsa de pesto genovés. No se apiada de mi vegetarianismo y me hace comer los canelones, sobra decir que deliciosos. (Después de una larga discusión, yo pagué). Me podría pedir lo que quiera: que deje de ser vegie, que me coma una vaca entera, y lo haría. Esta semana lo veré poco, hasta el jueves porque tengo mucho trabajo y él tiene que ir armando su proyecto de beca para la Fundación para las Letras Mexicanas además de sus largas sesiones en el gimnasio. I'm falling in love again... n' over, n' over, n' over again.

No me avergüenza decir: Te Quiero. No me avergüenza decir tu nombre: Orlando.

13.5.06

[Declaración furiosamente enamorada]

Shall I compare thee to a summer's day?
Thou are more lovely and more temperate:
rough winds do shake the darling buds of May,
and summer's lease hath all too short a date;

sometime too hot the eye of heaven shines,
and often is his gold complexion dimmed;
and every fair from fair sometime declines,
by chance or nature's changing course untrimmed.

But thy eternal summer shall not fade
nor lose possession of that fair thou ow'st,
nor shall Death brag thou wand'rest in his shade,
when in eternal lines to time thou grow'st.

So long as men can breathe or eyes can see,
so longo lives this, and this gives life to thee.

Este, el XVIII soneto de William Shakespeare, va dedicado a mi propio y amado Orlando, no el Orlando furioso de un poeta italiano del siglo XV, ni el Orlando enamorado parodiado por Quevedo, no: sino el mío, mi propio, bello, culto, inteligente, y... Orlando. Tuyo es todo mi amor. Mío es todo goce tuyo.

*
¡Yes! ¡I'm falling in love again! ¡Yupi!

12.5.06

[Sobre la narrativa de Vallejo]

Con este post quiero contestar públicamente los comentarios vertidos por mi querido amigo Geney Beltrán Félix en torno a la obra de Fernando Vallejo, un autor, que ya sabe uds es gurú de este congal virtual.

Contrario a lo que él hace, yo escribo en primera persona (como lo hace el propio Vallejo) porque asumo, así, enteramente mis opiniones por si es que no se argumentan lo suficiente. El Yo, ya lo dijo Montaigne, puede llegar a ser molesto, ciertamente; intentaré que no lo sea.

El yo, o las narraciones en primera persona de Vallejo asumen esa máxima del padre del ensayo. En primer lugar, hay maneras de que no suene tan arrogante: en particular no me molesta que en las constantes novelas de Vallejo sean narradas en primera persona, en cambio, me molestan en demasía las opiniones (también en primera persona) de un Octavio Paz, Carlos Fuentes, Enrique Krauze, Christopher Domínguez Michael o un Rafael Lemus: allí sí que hay arrogancia y, no sólo eso, sino que hay un protagonismo vomitivo. Por otro lado, si Vallejo no narra en tercera persona, no es porque no sepa como piensa(n) su(s) personaje(s) o no sepa como hacerlo sino porque, como él mismo afirma, ese es un recurso que se ha utilizado desde hace ¡300 años!, es un recurso ya manido (así narra Cervantes el Quijote, Flaubert la Madame Bovary, Eca de Queiroz El crimen del padre Amaro, Azuela Los de abajo, Villaurrutia su Dama de corazones y Rulfo su Pedro Páramo); entonces, ¿no es justo empezar a narrar de otra manera? . Tampoco importa que su narrativa parta en todo momento de una experiencia personal, incluso me parece bien: si otros lo disfrazan, es mejor hacerlo descaradamente (incluso cínicamente, si así se prefiere).

Creo que una de las principales misiones de la narrativa de Vallejo es restregarle constante e insistentemente a la humanidad su infinita estúpidez, él mismo autor-personaje incluído. Sí, Vallejo se ve en esa misma miseria humana, ¿o no acaso va en busca de la muerte para acabar así con su inutilidad en este mundo?: eso hace en La virgen de los sicarios y la Muerte es una personaje fundamental en El desbarrancadero; la(s) biografía(s) de Barba Jacob es una carrera contra el tiempo, contra la muerte: es muy curioso que cuando busca a un par de personas justo han muerto una semana o un día antes; en esa carrera contra la muerte, Vallejo funge como la liebre porque ya se sabe que ganará la tortuga.

Su misantropía es divertida, sí, pero no es la base ni intenta serlo, ni mucho menos, de su grandiosa obra: fijémonos en su prosa, en su cadencia, en su sonoridad, en su musicalidad, en su lenguaje, ¿quién narra así en estos días? ¿Roberto Bolaño? Ja! mi querido Geney, no hagas que me orine de la risa. Esos que he ennumerado así, tan a la ligera, son la base de un gran escritor que no tiene ni Bolaño, ni Volpi, ni Rivera Garza, ni nadie que le pongas enfrente. Por lo demás, cualquier animal tiene más derecho a estar sobre la tierra que un mísero ser humano, por el simple hecho de que ellos no rompen con la armonía de la naturaleza, nosotros sí: la devastamos a todo momento.

Geney, déjame informarte que tuviste una experiencia vallejiana: "Se trata de una crispación momentánea: el muchachito se baja en la siguiente estación, pasa al vagón de al lado, y el seudoensayista, con todo y su rabiosa empatía, no fue capaz de darle una, por demás, inútil moneda". Vallejo eso debió de haber hecho que hiciera su personaje en la película La virgen de los sicarios: la escena no aparece en la novela, pero hacia el final el protagonista de la pelí se encuentra con una mujer que le pide limosna, después de insutarla por seguir pariendo pobres cede y le da unos billetes. ¡Wacala! ¡Eso nunca lo hubiera hecho Vallejo! Es decir, tal y como tú lo hiciste con ese mocoso en el Metro de esta asquerosa ciudad.

Finalmente, qué son los libros de Vallejo, ¿novelas?, ¿relatos?, ¿memorias?, ¿diarios?, ¿autobiografía? Ni siquiera tenemos una definición clara porque los géneros estrictos están muertos: allí está la base de su propuesta narrativa.

10.5.06

[Irán atómica sobre Atenco]

Me pregunto, muy vallejianamente, ¿por qué Irán no se apura a fabricar sus bombas atómicas y prueba su efectividad sobre los territorios de Atenco mientras asola este calor infame de las tardes y así nos desaparezca ipso facto a toda esa bola de indios partarajada que sólo son un lastre para el avance del país (quizá así podramos construir un aeropuerto decente de una ciudad como esta)? Ah! y de paso que eche unas cuantas bombitas mágicas de esas sobre los abundantes archipiélagos asiáticos a ver si nos desaparece unos mil millones de amarillos, este planeta y su naturaleza se lo agradecerán infinitamente (y este autor también).

Digo todo esto, evidentemente, porque no me indigna la supuesta agresión a los habitantes de ese pueblo. Lo único que me indigna, como las imagenes televisadas lo mostraron, una y otra vez, es que la estúpidez humana y su ira hicieron que también se golpeara a los pobres perros callejeros que ni vela tuvieron en el entierro .

9.5.06

[Match point / La provocación]

Este post iba a ser dedicado a repartir títulos nobiliarios, sin embargo, hoy he visto la película Match point de Woody Allen que desde hace mucho quería ver: la crítica me había creado muchas expectativas pues la calificaban como la mejor cinta del director neoyorquino desde hace mucho. Habían sido ya tantas las películas autoreferenciales de Allen (incluso las que él mismo no protagonizaba) que ya había cansado a los cinéfilos y a la crítica especializada en particular.

Supongo que Allen hizo una película totalmente diferente a las que venía haciendo para demostrar que es un verdadero "film-maker" como dicen los gringos. Y lo logró. La película está basada en un entramado que seduce, lleva al espectador a grados de tensión sólo equiparables a los de los mejores dramas y tragedias de Shakespeare. Me sucedió que era tanta mi expectación que me tensé tanto al grado de salir de la sala de cine agotado: como cuando uno llega tenso a casa y cae tendido drásticamente en el sillón. Además, claro, para los que somos aficionados del tennis (de allí el nombre de la cinta), pero no sabemos jugarlo, nos anima a buscar un instructor como él para santificar aún más tan bello deporte.

Sólo un par de recriminaciones: el protagonista (guapísimo, por cierto) sólo tiene de "English man" el acento: camina como Naco (véanse, en cambio, el andar de Jude Lawe al inicio de Closer) y sus modales y gestos no son nada "british", ni siquiera el de algunos de los personajes de la refinada familia que Allen quiere retratar, supongo que es el problema por escoger a actores gringos. Y bueno, de ella (Scarlet Johansson) qué se puede decir si es una pobre guarra norteamericana (tan fea y grotesta y tan mala actriz que hizo de Joven con arete de perla y Lost in translation unos verdaderos bodrios). Con otro hombre guapísimo como él, en una relación abierta y declaradamente homófila, la película hubiera levantado muchísimo.

6.5.06

[De politiquería y más verborrea...II]

Conocí a Felipe Calderón Hinojosa en febrero de 1998 o 1999 (todavía era presidente nacional del PAN), durante la cena de graduación de una entrañable amiga a la que hoy he perdido de vista. Ella, a su vez, es muy amiga de Calderón desde que eran unos adolescentes y salían a repartir propaganda juntos en favor del PAN y sus candidatos. Ella me contó, muchas veces, muchas anécdotas de Calderon y de Mrgarita Zavala del Campo (la esposa de Felipe).

Sin embargo, en aquella cena en que departimos juntos, sólo acompañados de un par de panistas más, pude darme cuenta de las profundísimas raices católicas del ahora candidato presidencial del PAN. Él hablaba todo el tiempo, o al menos así lo recuerdo, de los festejos por el centenario del nacimiento de Efraín González Luna, fundador y principal ideólogo de su partido. Decía algo así como "si a don Manuel (Gómez Morin) se lo festejamos en grande, a don Efraín tenemos que hacerle un festejo al doble". Lo cual, naturalmente, alteró un poco al incipiente comecuras que era yo entonces. Después, ligando la información que mi amiga me había dado, cai en la cuenta de que Calderón decía esas barbaridades porque provenía de una de las familias más católicas de su natal Morelia y su padre había sido también uno de los fundadores del PAN. Desde luego, yo creía que no se podía comparar la figura altísima de don Manuel Gómez Morin, con la de Efraín González Luna (quien tuvo por allí sus deslices literarios en el grupo Bandera de provincias en la Guadalajara de 1930, a lado de Agustín Yañez) o la del padre de Calderón de quien ahora olvido el nombre.

Yo hubiese preferido que la elección interna del PAN la ganará Creel por una sencilla razón: es más laico que Calderón. Ahora que, como predije AMLO se está desplomando (era insostenible tanta verborrea y tanto populismo), me entra aún más la preocupación de que un mocho tan mocho como Calderón llegue a la presidencia de este mocho país. Y sin embargo, eso sucederá.

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Se me pasó la fecha para ir al IFE y cumplir con mi deber ciudadano de ser funcionario de casilla. En verdad me da mucha pena, me siento mal.

[Contra los lingüistas (por feos)]

En su reseña de este mes en Letras libres, el poeta Julián Herbert (uno de los mejores poetas jóvenes de nuestro país y la lengua toda--y conste que NO es mi amigo, ni conocido ni nada... así que seguramente ni sabe de mi mísera existencia--), escribe algo que me llamó la atención y me gustó tanto que lo posteo por si ud. lector, lectore, lectora no lee esa revistucha:

"Imposible evitar la referencia a Los 1001 años de la lengua española, de don Antonio Alatorre, obra sin duda emparentada con esta que comento, y que a mí me reveló, hce años, que uno podía amar la filología y la lingüística sin necesidad de convertirse en una persona horrible".

Sirva también como un homenaje a uno de los gurús de este congal, el mismísimo Alatorre. ¡Qué viva muchos años más ese viejito tan sabio y divertido!

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Dicen que yo lo dije... quesque.

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Pronto repartiré títulos nobiliarios. Esténsenme pendientes.

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Es casi de madrugada y escucho esta rolita.

4.5.06

[La librería más grande de latinoamerica]

Así la andan promocionando. Ayer fui porque me cité en el café de la nueva librería del Fondo "Rosario Castellanos" con mi queridísima Anita Clavel. Y la neta es que sí impresiona: es gigantesca. Se ubica en lo que fuera el cine Lido, luego Bella época en la Condesa de esta ciudad; hoy se llama centro cultural Bella época: la librería, una pequeña sala de exposiciones y una salita de cine llamada Lido que ayer, y en otras ocasiones, hará las veces de sala de usos múltiples para que los escritores muy posones vayan y presenten sus libruchos en suciedá.

Bueno, pues esta librería es una más en esta ciudad de iletrados, de nada sirve que la anden cacareando como la más grande de Latinoamerica: sólo para eso sirve, para números, para andar compitiendo (me acuerdo de la crónica de Juan Villoro sobre Cuba, un lugar que quiere tener siempre los primeros lugares en todo), para tener su paginita en Guiness.

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Me siento ofendido con el post de mi buen tocayo Loo cuando dice que los cibernautas "Ciberculeros, eso son". No, mi querido Loo, los ciberadictos somos inofensivos.

Yo, por ejemplo, soy adicto a esta madre de la genial modernidad. Otros tienen hobbies como coleccionar pendejaditas, ir a ciertos lados, jugar ajedrez, emborracharse... yo el Internet: ya he dicho que puedo pasar hoooras en la web navegando por blogs, páginas de literatura, diccionarios, en el youtube viendo videos y escuchando música, platicando con todos mis íntimos en el messenger, en los groups de yahoo y msn, revisando una y otra vez mis múltiples correos y así mil pendejaditas más que, cuando caigo en la cuenta, llevo horas y tengo miles de cosas que hacer más importantes que andar pendejeando on line. Pero es que, al neta, el Internet es adictivo.

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Escucho esta súper rola: Zoom de Soda Stereo.