12.6.05

Palabras y autoexplicación

Ahora que las conozco sólo un poco más
tengo miedo de las palabras...

Leo sin fluidez. Las palabras me detienen. Recurro al diccionario cada vez que dudo del significado real de una palabra. Me doy cuenta de que sólo tenía en mente una vaga idea de lo que realmente significaba. Sólo tenía en mente significados connotativos... Así habré leído por tanto tiempo...

Ahora que las conozco sólo un poco más
tengo miedo de las palabras

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B se queja conmigo de C. Y éste último me dice, a cada oportunidad que tiene, que nunca más quiere ver a B. No entendía por qué B odia tanto a C. Y viceversa. Ahora me lo explico, poniendo el caso más cercano. Trasladándolo a un suceso personal. ¿Por qué odio a M y esta persona a mí? Get it! El hartazgo. El hastío. El tiempo. Su condena. La cercana relación. Nos conocemos tanto que es normal que nos odiemos.

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Este blog empieza su segunda despedida.

10.6.05

Valéry contra las novelas

En cuanto a las novelas, a veces me seducen y las admiro como pasatiempo; pero cuando tienen pretenciones de verdad y el orgullo de ser tomadas en serio, en seguida se hacen evidentes lo que tienen de arbitrario y sus convenciones inconscientes, y se apodera de mí la manía perversa de las sustituciones posibles.

Paul Valéry.

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Desde ahora en adelante, sólo leeré novelas clásicas (Dostoievski, Gógol, Tolstói, Dickens, Twain, Eca de Queiroz, Melville, Proust, Sthendal, Flaubert, Gide, Goethe, etc) . Basta de novedades. Basta de perder el tiempo en reseñitis. Tantas cosas pendientes por leer y yo aquí pe...

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Ahora que lo pienso bien, prefiero releer poesía: Homero, Hesíodo, Catulo, Safo, Virgilio, Ovidio, Dante, el Mío Cid, fray Luis de León, San Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús, sor Juana, Góngora, todo Quevedo, Lope, Shakespeare, Blake, Novalis hasta Baudelaire, Rimbaud, Heredia, Cavafis, Ajmátova, Tsvietáieva, Brodski, García Lorca, Cernuda, Eliot, Auden, Crane, López Velarde, Villaurrutia, Novo, Owen, Gorostiza, Moro, Borges, Paz, Neruda, Rojas, Lezama, Piñera, Guillén, Ballagas, Baquero, Diego, Sarduy, Sánchez Peláez, García Marruz, Eielson, Juarroz, Martínez Rivas, Sabines, Varela, Segovia, Gil de Biedma, Lizalde, Valente, Gelman, Gamoneda, Viel Temperley (¿por qué se les olvidó a los de Alforja poner en su número más reiente sobre el cuerpo enfermo ese portento de poema que es "Hospital británico?), Montejo, Hinoztrosa, Watanabe, Hernández, Bracho, Zurita, Fernández Granados, María Rivera, Daniel Téllez, etc. [Ya se ve: El canon es el canon]

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Odio que me despierte una llamada telefónica. ¡¿Que no saben que soy insomne?!

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Oigo: "Lo tuyo es puro teatro", inconfundiblemente, La Lupe.

9.6.05

Otro fragmento

Ahora la fragmentada es mi cabeza

2.6.05

Juanga en concierto

Ayer por la mañana recibí una llamada que me invitaba de última hora al concierto que por la noche iba a dar Juan Gabriel en el Auditorio Nacional. Mi parte kitsch, por supuesto, dijo que sí. Un sí, sin pensarlo, rotundo.

Nunca había visto a Juanga en vivo, ni tenía pensado verlo, ni lo veré en un futuro. Con lo de ayer por la noche bastó. Nunca había puesto la suficiente atención a su música. Fue hasta que llegué a Tijuana y ahí, en cada esquina, me parecía escucharlo y a todo momento.

Entonces, al regresar a la ciudad de México (me choca eso de DF), compré uno de sus discos: "Pensamientos" (1986): Ahora escucho "Te lo pido por favor": "Tú me sabes bien cuidar / tú me sabes bien guiar. / Todo lo haces muy bien tú / ser muy buena es tu virtud"

Debo confesar mi asombro: un gran concierto aunque la Juanga no canta no sólo porque ya no tiene voz sino porque pone a cantar al público todas sus canciones famosas, es jotísima en el escenario, saca mariachi, banda, tambora, etc... Luces, bailarines, orquesta. Prende a la gente; sí: me paré a bailar. Lo peor del caso es que me sabía casi todas su canciones, sin ser su fan, ni nada por el estilo.

Un rato de esparcimiento kitsch cualquiera lo tiene.

1.6.05

Pitol sobre el lenguaje

Me parece recordar que en los días peores, cuando ni siquiera podía fijar los ojos en los libros, me complacía pensar en el lenguaje, ese don prodigioso que nos fue otorgado desde el inicio. El escritor sabe que su vida está en el lenguaje, que su felicidad o su desdicha dependen de él. He sido un amante de la palabra, he sido su siervo, un explorador sobre su cuerpo, un topo que cava en su sbsuelo; soy también su inquisidor, su abogado, su verdugo. Soy el ángel de la guardia y la aviesa serpiente, la manzana, el árbol y el demonio. Babel: todo se vuelve confusión porque en literatura casi no hay término que para distintas personas signifique la misma cosa , y ahora me harta seguir rumiando ese inútil dilema al que a veces doy tanta importancia sobre si un joven se transforma en escritor porque la Diosa Literatura así lo ha dispuesto, o, por el contrario, lo hace por raznes más normales: su entorno, la niñez, la escuela a la que acude, sus amigos y lecturas, y, sobre todo, el instinto, que es fundamentalmente quien lo ha aproximado a su vocación.

Sergio Pitol en su prólogo al Tríptico del carnaval (Anagrama, 1999).