Elfriede Jelinek, Los excluidos (Mondadori, 2004)
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Tú eres mi necesidad, mi vida es superflua sin ti, mi cotidianeidad es más gris.
Blog de Sergio Téllez-Pon
Luego inició la conferencia como tal, anyway, me saltaré esta parte sobre la que escribiré en anodis.com. Al final, me acerqué a él y le pedí que me autografiara mi peli de "Hedwig", le hice saber que era su fan, que me sabía todas las canciones, que esa era una de mis pelis nosplusultra, todo con mi atropellado inglés gracias a un nerviosismo extremo. Él me dijo que mucha gracias, qué para dónde era mi nota (contesté que para un sitio de noticias queers), que se quedaría en México 5 días y que por qué no le dama mi e-mail. Entré en shock. ¿Me estaba ligando o qué? Desde luego, no dudé en anotarle mi mail en una hoja con mi letra súper mal escrita por los nervios. Luego Óscar fue a pedirle que le autografiara el CD con las cosas de prensa y John preguntó si era la peli (supongo que imaginaba que la piratería ya se había adelantado a su estreno, como suele hacer), así que una vez más con mi mal inglés le dijo que no, que eran las cosas de prensa. Suspiró de tranquilidad y firmó; un par de fotos y eso fue todo. Nos veríamos en la noche, en el show, seguro.
Noche
Vinimos a mi casa a cambiarnos de ropa y a perjumarnos, literalmente. Salimos casi a las 8:30 y el evento iniciaría a las 9, por lo que apenas y llegamos minutos antes de que abrieran las puertas. En la entrada ya había gente haciendo cola y esperé encontrarme a unos amigos que me prometieron ir. Allí estaban, muy cerca de la entrada ¡qué bueno! Platicamos un rato, les presumí mi suceso de la mañana y todos entramos en emoción para empezar a sentirnos muy Hedwigs (whatever that means, ja!). Olivier Debroise y el novio francés del genial fotógrafo Omar Gamez estaban más adelante, fui a saludar y platicamos mariconadas, Omar no iba porque estaba en Houston. Con mis otros amigos fuimos al Extra de la esquina por un seis que nos inflamos antes de entrar.
Luego de pagar lo primero fue tomar un energizante de esos de tan de moda. Yo ya estaba muy ansioso de que el show empezara, de que llegara John con su equipo, pero eso todavía tardaría. Así que nos dedicamos a chupar: barra libre de cerveza, tequila y vodka; el cover de 250 lo merecía, mínimo, no? Me encontré a Iván quien iba con otros amigos que, a diferencia de él, sí eran fans de "Hedwig". Les volví a relatar mi suceso mañanero en la conferencia de prensa y les enseñé las fotos. Lo que me gustó de todo esto es que entre mis amigos (incluyendo a Óscar) y los amigos de Iván se hizo una química muy chida y ya éramos más de 10 armando muy buen revén, y todo gracias al carisma y genio de John Cameron Mitchell.
De pronto vimos pasar a John hacia los camerinos hasta la parte trasera del lugar y de allí no salió hasta las 11:45 que tocó. Todo ese tiempo estuvimos a las puertas de los camerinos esperando que saliera para pedirle autógrafos y fotos y besos y todo lo que se pudiera. Yo ya estaba muy pedo y bailaba con Óscar de todo: desde Cindy Loper hasta Placebo, si mal no recuerdo. De prondo, Óscar me dice que vayamos al baño, vamos, meamos y cuando acabamos ya no se oye nada de música y yo temo que el show esté iniciando. ¡Así era! ¡Maldición! ¡Maldita ley de Murphy! Anyway, corrí hasta adelante y John ya estaba en el escenario. No recuerdo con qué canción abrió, pero la siguiente fue "Wicked Little Town" y yo berreaba, a moco tendido la cantaba, lastimaba mi garganta, le gritaba que lo amaba y cuando la canción terminó lo único que decía para mí mismo (porque apesar de los gritos nadie oía) era: "¡No mames! ¡No mames! ¡No mames! ¡No mames!", ya sé, bien curado el pedo pero es que no podía creer que estuviera escuchando ese rolón en voz de mi ídolo, sencillamente no lo comprendía.
Cantó 6 rolas, 3 de Hedwig y 3 de Shortbus. Cuando cantaban las de Shortbus él no participaba y se sentaba en las escalinatas del escenario, cerca de donde yo estaba así que le tomé esta foto. Le hablé: "¡Hey, John, soy Sergio", le dije, y volteó, se la tomé y me volvió a guiñar el ojo. Cuando una chava quiso hacer lo mismo, la calló y le dijo que escuchara la rola. A mí, obvio, no me hizo eso porque es un liiiindo.
Al final cerró con "Angry inch" y fue EL éxtasis, aquél lugar era la locura. Yo bailaba como en la peli, con los saltitos y tanta mamadilla que hace. Y él cambiaba la versión como todo mundo lo hace y de pronto, zaz!, que se avienta al público como en la peli y fue LA maravilla, lo regresaron al escenario y a cantar pero luego también se aventaron los protagonistas de la peli, la chava oriental y los dos chavos ya para entonces sin playeras. En medio de aquel desmadre, de pronto, uno de mis amigos estaba en el escenario y John lo invitó a aventarse él también, a mi amigo no lo pelaron mucho, cosa de la que se dio cuenta John así que ahora ¡se aventaron juntos! De vuelta en el escenario cantaron la parte final de la rola y John tomó la cabeza de mi amigo y le plantó un beso en la boca. ¡Qué cura agarramos! Resultó que en ese éxtasis mi amigo perdió su peli de Hedwig que momentos antes John le había firmado y yo perdí mi pluma favorita. Luego, a él le regresaron su peli unos del staff y él me dio mi pluma, qué cague de risa.
Yo no lo podía creer, estaba en las nubes, súper sacado de onda, sólo decía "es un rey, es un rey". Volvimos a los camerinos y tardó en salir, mientras fotos con los protagonistas de la peli y uno de ellos beso en la boca a un amigo de Iván y hasta le dio su tarjeta con su mail personal. De rato salió John porque iba a mezclar (cosa que, siendo estrictamente honestos, no hizo, más bien puso música como yo puedo hacerlo en la fiesta que organice en mi casa, juar), y le pedimos fotos, autógrafos (a mí me firmó mi acreditación de FICCO) y, claro, ya entrados en gastos, besos en la boca.
Puso unas cuantas rolas y todos bailábamos, se medio armó el slam creo que con algo de Franz Ferdinand y de rato mis amigos se fueron en su nube con el beso que todos vimos y envidiamos. A los pocos minutos también se fueron Iván y sus amigos. Y luego, John bajaba del escenario porque al parecer también se iba. Nos acercamos y le pregunté que dónde era la fiesta y él me dijo que no había tal que se iba a la cama porque estaba muy cansado, pero eres joven, le dije, y él: no tanto, cuántos años tienes, le increpé. 43 contestó y yo no lo creía, No claro que no tienes 43, le dije con sorpresa (véase mi cara en esta última foto), y él sólo asintió. Entonces le pedimos más fotos y nos fuimos también, Óscar y yo por dónde habíamos llegado.
El 22 de febrero de 2007 ha quedado marcado para siempre en mi vida. ¡Todo mi amor y larga vida a John Cameron Mitchell!
¡Ah! Por cierto, no me ha escrito y ruego, suplico e imploro que lo haga. Y si no, tendré que ir a Nueva York a tomar el directorio telefónico y llamarle.