Tengo ganas de escribir aunque no sé exactamente sobre qué pueda hacerlo pues estoy convencido de que uno pasa por temporadas de estirilidad no muy frecuentes pero saludables para el creador: en diciembre, en cambio, dejé fluir mi diarrea mental escribiéndo como energúmeno sobre una, otra y otra cosa más, surgían ideas tras ideas y de inmediato las ponía en palabras para un texto u otro. Ahora nada. A penas un par de versos, correcciones de palabras en una reseña y el parafraseo del famoso incipit de Cervantes.
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Leo Cuaderno de flores (Tusquets, 2007), de Luis Felipe Lomeli, que no avanza nada, no fluye y empieza a desesperarme. Si sigue así tendré que dejarlo y leer otra cosa, por ejemplo, acabar con esas 100 páginas de la extraordinaria biografía de Truman Capote (Ediciones B, 2006), de Gerald Clarke, o seguir con los relatos y crónicas de Manuel Mujica Láinez: Los dominios de la belleza (FCE, 2006). Esto porque tampoco pude con las Obras reunidas (FCE, 2005) del flamante premio Villaurrutia, Alejandro Rossi, ni con unos estudios queer cuyo supremo academicismo me es repulsivo.
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También leo Cuentos eróticos de San Valentín publicado por Tusquets: compilación de 10 relatos de igual número de escritores en lengua española. Lo más humillante del caso es que hay una chava de 22 años, andaluza, que está incluída. ¡Vaya humillación! Además cuentos del genial Carlos Marzal y la Divina Farsa con su dizque novedosa narrativa. A los demás no los conozco, pero el relato gay es dificultoso: "No me hagas pensar si me vas a hablar de sexo", dijo la chica de prensa de la propia editorial.
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Hoy hablé con Luis a Madrid apenas cuatro minutos porque la tarjeta se acabó; acusé de recibido el libro de Julio Aumente quien, según nuestro LAV, no escribió mucho pero su poesía completa lo desmiente: de más de 500 páginas es el tomo publicado por Visor.
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También, ¡por fin!, llegaron Los papeles salvajes, en su segundo tomo, de Marosa di Giorgio que me envió el muy querido Alfredo Fressia. Temíamos que ya estuvieran perdidos: tardó más de un mes en llegar, el de Aumente mes y medio o más: este correo mexicano es una mierda.
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Hay más libros apilados que esperan su turno para ser leidos, conforme llegue a ellos los iré mencionando aquí para que ud. querido, curioso e hipócrita lector también los lea y tengamos algún tema de conversación.
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No sé cómo Pedro se enteró que voy para allá. Maggie no responde a mi correo. Enrique no se conecta o es que me ha bloqueado. Tampoco él. Eduardo, me dice A., se va a la India, "¿No que a Singapur?", respondí.
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Si a mi biblioteca entran, aproximadamente, 5 libros al mes quiere decir que al año son 60 libros de los cuales sólo leo 52 (uno por semana): tengo que hacer algo al respecto para que no quede ese déficit.
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Varios proyectos que traigo en mente también contribuyen, creo, a que tenga pocas ganas de abrir un archivo y escribir algo. La cabeza no da para todo lo que uno quisiera.
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