21.2.07

[Auden centenario]

[Publicado hoy, día del centenario del nacimiento de W.H.Auden, en la sección Cultura de "Público Milenio" en Guadalajara]

Auden Centenario
Sergio Téllez-Pon

Como pocas, la vida de Wystan Hugh Auden (York, Inglaterra, 21 de febrero de 1907-Viena, Austria, 23 de septiembre de 1973) es una larga travesía. Por eso me parece un gran acierto que Humphrey Carpenter haya organizado su biografía, W. H. Auden. A biography (1981), como el itinerario de un azaroso viaje. Aunque Auden era muy reticente a ligar la vida del creador con su obra, su poesía fue modificándose conforme acontecían sus vivencias más profundas.

Al poco tiempo de nacer el tercero y último de los Auden, en el norte de Inglaterra, la familia se traslada a Birmingham donde los tres varones son educados en escuelas religiosas (sus padres, un médico y una enfermera, eran fervientes anglocatólicos). Luego, Wystan entra a la Universidad de Oxford de la que pronto desiste. Allí conoce a quienes serán sus amigos más cercanos: Christopher Isherwood y Stephen Spender. En esa época publica su primera poesía donde puede verse que la educación religiosa le crea conflictos con su homosexualidad. Parte a Berlín donde se vive en un frenesí inigualable, como lo muestra El ángel azul con Marlene Dietrich salida de un cabaret. Pero pronto todo termina con el arribo de Hitler al poder.

La estancia en Berlín es definitoria para los tres pero en especial para Auden. Asume plenamente su homosexualidad, se interesa por militar en causas sociales y su vida queda marcada por el viaje: visitará Islandia, la tierra de sus antepasados, irá con Isherwood a China en plena guerra con Japón, se enrolará para ir a la Guerra Civil Española. En 1939 se muda a Nueva York y, pasada la segunda guerra mundial, viaja a Europa, Italia en particular. Su poesía adquiere un tono social con poemas sorprendentes: “España, 1937” y “1 de septiembre de 1939” (el día de la invasión Nazi en Polonia): “Ninguna palabra escrita por el hombre puede detener la guerra”, escribe.

Al final de su vida, Auden regresa a Oxford y vuelve a creer en la fe cristiana, ve la poesía como un acto de “revelación celestial”, por eso tenía que seguir escribiendo: sólo sus versos, quizá, podrían cambiar a los humanos. Murió de un ataque al corazón en su cuarto de un hotel de Viena, a donde había ido—con Chester Kallman, su pareja—a dar una lectura de su magistral obra poética.

Mientras en inglés casi toda su obra poética se reunió poco después de haber muerto y a pesar de ser uno de los poetas más importantes de la lengua inglesa, en español su poesía no ha sido lo suficientemente traducida para valorarla en conjunto. La editorial Pre-textos ha publicado Otro tiempo, Un poema no escrito y Gracias, niebla, y Lumen recién publicó una amplia antología, Canción de cuna y otros poemas, en una traducción muy irregular. En México sólo conozco una mínima selección traducida por Guillermo Sheridan y publicada en una colección estudiantil de la UNAM. Aún así eso no es suficiente para una obra que casi llega a las 700 páginas (según la edición de 1976) y que tiene registros tan variados como excepcionales. Ojalá el centenario de su nacimiento sea motivo suficiente para conocerlo mejor.

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