La carta de Saramago a Chávez me ha recordado una de las anécdotas literarias más patéticas que he conocido (y que ha contado muy bien la argentina Silvia Hopenhayn). Hugo Chávez decidió hacer un "gesto cultural" y comprar un millón de ejemplares de El Quijote de la Mancha en la pulcra y cuidada edición de Santillana para regalarla al pueblo venezolano. Todo estaba bien, pero había un pequeño problema: el estupendo prólogo de esa edición, como es conocido por todos, lo escribió Vargas Llosa. Y como es conocido también por todos, Chávez detesta a Vargas Llosa por razones obvias. Así que le pidió al sello español que saque el prólogo de Vargas Llosa, se busque otro prologuista y haga una edición especial para Venezuela. Lo de hacer una edición especial no era problema, obvio, pero sí lo de buscar otros prologuista. ¿Quién, sabiendo la anécdota, se atrevería a escribir un prólogo especialmente para Chávez? ¿Qué escritor de peso podría humillarse a ser el suplente de Vargas Llosa, el capricho de Chávez? Pero no tuvieron que pensar mucho, pues el mismo Chávez sugirió el nombre (y el autor aceptó encantado): ¡José Saramago, desde luego!. ¿Eso será un ejemplo de lo que Saramago llama "democracia participativa venezolana"? ¿O no será, más bien, un caso escandaloso de censura literaria?
Moleskine del peruano Iván Thays.
Sólo resta decir: ¡Qué asco!
8.8.05
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2 comentarios:
Asco y triste el compadrazgo demagogo.
Hola Sergio,
Saramago, como Ernesto Cardenal, es un comemierda a quien el gobierno venezolano le esta pagando bastantes petrodolares por su pluma.
Venezuela es un desastre sin salida hoy. Y con el chavismo de escritores "comprometidos" como Saramago la cosa se va poniendo peor.
El editor y ex-guerrillero Teodoro Petkoff los llama Pendejos Sin Fronteras.
Ahorita te mando la columna de Ibsen Martinez de hoy, que habla sobre Saramago.
Saludos.
--Guillermo
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