Hace ya varios años conocí algún poema de Sandro Penna (Perusa, Italia, 1906- Roma, Italia, 1977), en un taller de poesía que impartió Ernesto Lumberas. Por algún tiempo creí que ese poema --el primero de mi selección--, era de René Char, otro poeta que Lumbreras nos dio a leer. Pero fue hasta que conocí al poeta tapatío Guillermo Fernández, apasionado de la literatura italiana, que volví a encontrarme con Penna y gracias a quien he leído casi toda la literatura italiana en español: Ungaretti, Campana, Verga, Saba, Pirandello, Papini, Botempelli, Tozzi, Savinio Alvaro, Cardarelli, Montale, Quasimodo, el mismo Penna, Tozzi, Pozzi, Pavese, Gadda, Buzzati, Moravia, Caproni, Sereni, Vittorini, Tomasi, Pasolini, Sciascia, Calvino, Ginzburg, Zanzoto, Cataffi, hasta Magrelli. Intenté seguir, pues, a Penna a lo largo de estos años: lo encontré en tres antologías de poesía gay, dos estadounidenses y una española, pero, principalmente, gracias a Guillermo quien ha traducido varios más poemas, algunos en exclusiva me los ha enviado. Sin embargo, eso no era suficiente. De manera que aproveché el viaje de un amigo para hacerme traer el tomo de la poesía de Penna, Poesie (Garzanti, 2000). Creo que Guillermo me dijo alguna vez que Penna había escrito poco, pero ahora veo que su poesía completa supera las 400 páginas, mismas que no he dejado de releer desde que cayó en mis manos hace unas semans y por eso he cometido el atrevimiento de traducir estos poemitas sueltos. En España, recién apareció Cruz y delicia / Extrañezas, traducido por Edgardo Dobry y publicados por Lumen en 2006, pero la transnacional no se ha preocupado por traerlo a México.
18.11.08
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario