Aquí, esta vez, todo va más lento. Tengo dos horarios: uno, el de la computadora, que veo todo el tiempo para estar donde no estoy; el otro, el de aquí, que transcurre lento, tortuosamente lento.
Anoche, al cruzar la puerta de cristal, la ciudad me enfrentó, me dijo: Ya estás aquí, lo que tanto habías deseado ya está aquí, Aquí: la ciudad y Él. Y yo no acabo de llegar.
Él, que siempre será Él, allí, a mi lado, sin poderle decir nada más que con la mirada. Me dejó a las puertas del hotel y se fue.
Y yo no acabo de llegar, no salgo a la ciudad, los horarios me confunden, los minutos se aletargan y Él no está aquí.
*
Hey, jude, dont be afraid... cantan en este momento los Beatles.
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