Venid, os mostraré lo que se oculta bajo esta apariencia impasible, os confiaré lo que debéis decir de mí,
Publicad mi nombre y colgad mi retrato como el del amante más tierno,
El retrato del amigo, del amante, a quien su amigo, su amante, quería más,
Que no se enorgullecía de sus cantos, sino del insondable océano de amor que había en él y que prodigaba sin tasa,
Que emprendía solitarias caminatas pensando en sus queridos amigos, en sus amantes,
Que, pensativo, lejos de aquel a quien amaba, no podía dormir en toda la noche, desventurado,
Que conocía bien, demasiado bien, el temor de que el amado sintiera indiferencia por él,
Cuyos días más felices fueron lo que pasó en los campos, en los bosques, en las colinas, él y el otro caminando tomados de la mano alejados los dos de los otros hombres,
Que solía andar por las calles rodeando con el brazo el cuello del amigo, mientras el brazo de su amigo descansaba sobre él.
-Walt Whitman
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