30.9.06

[Vs escritoretes]

Hoy leía un texto pésimo, plagado de subordinadas, comas, guiones, paréntesis... incluso una oración en un paréntesis y luego otra dentro de un guión... ¡el colmo! Ilegible, sencillamente. Entonces me acordé de Toscana y encontré lo que buscaba:

"Tiempo atrás Lucio hizo un experimento: mientras leía Ojos insomnnes, usó un pincle para embarrar miel sobre los paréntesis y guiones que tanto emplean cierto autores con el propósito de subordinar o intrincar frases. Para Lucio, esos símbolos son concesiones que da la gramática a los escritores torpes, a los que no atinan con el modo de encadenar las frases de manera natural, tersa. Engrapó una cuerda al lomo del libro y lo hizo descender al infierno. Un mes después lo extrajo. Le decepcionó que las cucarachas no hubieran mostrado preferencia por la miel, pues habían consumido por igual guiones, paréntesis, mala prosa y frases bien destiladas; luego lo aceptó como algo natural, pues las cucarachas no tenían por qué diferenciar entre lo que la masa de lectores no distingue"

David Toscana, El último lector, Mondadori, 2004. p. 46.

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Elfriede Jelinek no es una escritoreta, sino una gran escritora. De ella pronto aparecerá en México una edición especial de sus ensayos que ya muero por leer. Y digo especial porque es para nuestro país ya que en el suyo nunca permitiría que sus textos críticos fueran reunidos, según confiesa ella misma en el prólogo que ya me leyó mi amigo Pável Granados, quien será el responsable de la edición en una nueva editorial de próxima aparición. Estense pendientes.

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También estense pendientes de Mi vida de Lyn Hejinian: "Una pausa, una rosa, algo sobre el papel". Pronto en Bonobos editores.