Nuevas disposiciones de la noche,
sórdidos ejercicios al dictado, lecciones del deseo
que yo aprendí, pirata,
oh joven pirat de los ojos azules.
En calles resonantes la oscuridad tenía
todavía la misma espesura total
que recuerdo en mi infancia.
Y dramáticas sombras, revestidas
con el prestigio de la prostutición
a mi lado venían de un infierno
grasiento y sofocante como un cuarto de máquinas.
¡Largas últimas horas,
en mundos amueblados
con deslustrada loza sanitaria
y cortinas manchadas de permanganato!
Como un operario que pule una pieza,
como un afilador,
fornicar poco a poco mordièndome los labios.
Y sentirse morir por cada pelo
de gusto, y hacer daño.
La luz amarillenta, la escalera
estremecida toda de susurros, mis pasos,
eran aún una prolongación
que me exaltaba,
lo mismo que el olor en la manos
--o que al salir el frío de la madrugada, intenso
como el recuerdo de una sensación.
Jaime Gil de Biedma, Nostalgie de la boue.
15.7.06
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4 comentarios:
mmm...y pensar que me robaron el libro de mi compa, ya ni chingan, ahora tendré que pedirlo de nuevo
Vaya! hace rato que no veia algo de este poeta social seriamente enfermo. Salud
Setgio...¿Y te llegó el libro?... Siempre estaré en con la duda....un abrazo
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