25.5.06

[Contra la academia]

Después de un almuerzo con el escritor británico (quizá ya para entonces naturalizado estadounidense) Christopher Isherwood, cuenta Gore Vidal que se atrevió a decirle que esperaba encontrar, pronto, un trabajo como guionista de algún estudio cinematográfico—Isherwood lo era de la MGM— porque, argumentó, ya no podía vivir de sus derechos de autor y, enfatizó, se negaba a la enseñanza, a ingresar a la academia. Caso raro el de Vidal, pues, invariablemente, en los países de habla anglosajona los escritores acaban en las aulas y en sus cubículos haciendo labores improductivas para literatura pero, eso sí, bien pagadas. Y así, vivir fuera de la academia es vivir en el error.

Por el contrario, ¡por fortuna!, en los países de habla española esto no sucede. ¿Imaginamos a un Alfonso Reyes dando clases? ¿O a un Pedro Henríquez Ureña? ¿A Borges metido en laberínticos estudios académicos—¡él que tanto gustaba de los laberintos y las bibliotecas!—? ¿Cómo escribirían—gracias a su academicismo—autores tan opuestos como Bellatin o Fadanelli o Montiel Figueiras? Esa figura que en la América hispánica se conoce como el Hombre de Letras, la academia la hubiera abolido.

Además, por si fuera poco, me da la impresión de que los académicos (y en especial los anglosajones) se creen dueños de la verdad y creen que sus tesis son irrefutables. Los “colegas”, como entre ellos se llaman, son aún más celosos, envidiosos y resentidos que los escritores hechos y derechos. Gore Vidal, en otra ocasión, recuerda haber leído un libro interesante de un francés sobre “La homosexualidad masculina en la novela y el teatro norteamericanos de Melville a James Baldwin” y, cuando conoció al autor, éste le dijo a Vidal que esperaba la pronta publicación de la traducción al inglés en Estados Unidos. Con su lengua viperina, Vidal le contestó que nadie iba a publicar su libro dado que nadie lo reseñaría. “Se quedó perplejo. ¿Acaso no era un libro serio? ¿Académico? ¿Con una extensa bibliografía? Corroboré que era todo eso; pero en Estados Unidos no se reseñan los estudios académicos y menos los que tienen que ver con maricones.”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una precisión desde la academia:

La academia no es, creo, eso que tú dices que nada bien le hace a la literatura; probablemente no hayas conocido buenos académicos, existen. La segunda precisión es que escogiste mal los ejemplos, Alfonso Reyes SÍ fue académico, dictó clasesen México, España, Estados Unidos y casi todo el mundo, fue uno de los fundadores de El Colegio de México y la Nueva Revista de Filología Hispánica (ambos bastiones del "academicismo" hispanoamericanismo); PHU también fue académico, en México y en Argentina. Borges no fue académico de planta, pero fue burócrata (director de la Biblioteca Nacional de Argentina)... quede pues como recordatorio de que la separación entre "creadores" y "académicos" es, creo, un lastre más de la vida cultural de este país. Saludos de un aspirante a poeta y a académico. Roberto Cruz Arzabal

Pedro Montealegre dijo...

Sergio, quizás el error está en creer o suponer en que la "academia" es un reducto hermético, impermeable a los que suceda fuera de las aulas, lo que en realidad me parece poco probable. Quizás hoy en día no podríamos calificar lo académico por un grado de especialización que, en mayor o menor medida, todos quienes se interesen por un determinado tema pueden acceder a él fácilmente. Quizás sea trate sólo de una forma de hablar o de escribir. Bien lo decía Terry Eagleton: ya no se les pide a los académicos un acreditación de una determinada especialidad, sino que se legitimen "hablado de la manera adecuada". Entonces, no estoy seguro si esta manera esté tan divorciada de la calle o de los reales problemas. Creo que todo en cierta medida dialoga de forma más o menos evidente con su contexto y su historia. Quizás es más fácil suponer esas etiquetas, lo que de algún modo nos hace funcionar y creer que éstos son así, ellos son asá, aquéllos actúan así, sin pensar en aquellas fisuras, en aquellos intelectuales o académicos que han contribuido verdaderamente para que todo sea mejor.

adorable esparraguito dijo...

Mi adorado serge:

Yo mejor ni opino al respecto, verdad. Ya quiero verlos, amiguis. Besitos