6.4.06

[Crónica de la despedida de un amigo]

El viernes pasado reciente fue la despedida de mi entrañable amigo Omar en un congal de mala muerte en la Roma. Y aunque fue de desmadre, también fue la oficial, digamos. El martes tomó su avión de JAL que lo llevó hasta tierra niponas donde permanecerá dos años (o quizá más) estudiando su maestría. Prometí estar allí para despedirlo pero no fui porque la cita era muy temprano (8 a.m.) y a esas horas apenas le voy agarrando sabor a mi sueño. Y quizá haya sido mejor así, para no malviajarnos con todo lo que conlleva la despedida. Han pasado dos días y ya lo extraño muchísimo.

Con Omar hice un sin fin de payasadas, aventuras, peripecias que yo, por mi propia cuenta, nunca hubiera hecho (como vestirnos en chador--vestimenta de las mujeres musulmanas--para la Marcha del Orgullo gay de 2003 que, al año siguiente, yo repetí en el Gay Pride de San Francisco). A Omar le debo, además, la pasión por otras lenguas (el árabe, el hebreo, el japonés, chino mandarín y otros tantos que el masca), el arte conceptual moderno (el performance, la instalación y las intervenciones) y, principalmente, la maravilla que es el Internet: si bien tengo correo electrónico desde que contaba con 16 años (allá por el lejano 1997), sólo utilizaba eso y navegaba por algunas páginas, gracias a él empecé a bajar música, a leer otras cosas, a buscar en Google, a ver videos varios (no sólo de música en el youtube), a participar en muchos grupos o comunidades de msn y yahoo, como quien dice, a explotar todas las virtudes que me da el Internet, tal como ahora lo hago. Además, claro está, los paseos underground por la ciudad que nos dejaron aventuras memorables.

Todo eso en muy poco tiempo porque realmente nos conocimos hace tres años: durante las marchas de protesta por la guerra en Irak, en el contingente gay de los alumnos de la UNAM (aunque él es egresado de la UAM), pero fueron tantas nuestras afinidades que de inmediato nos volvimos inchimísimos y parecía que nos habíamos conocido casi desde la infancia (atribuible, quizá, a que él es escorpión y yo acuario: y yo me llevo genial con los escorpión--cosa que no sucede con los sagitario, aries o con los de mi propio signo).

Los acuarianos estamos preparados para todos los cambios que vengan, sin embargo, a veces nos resistimos a ellos, más cuando son por factores externos (¡nos gusta tener la sartén por el mango!). Los cambios se tienen que dar por nosotros, nosotros los tenemos que provocar, de otra manera nos vemos coartados en nuestra libertad de decisión--y la Libertad es cosa fundamental de los acuarianos. Así ha sucedido esta vez, las circunstancias han llevado a un cambio radical en mi vida con la separación de mi cuasi hermano y eso no lo puedo soportar. Como en muhos otros casos, hubiera preferido que las cosas siguieran como hasta ahora y, después, determinar yo el momento en que debían dar un giro. A veces uno no puede hacer tanto...

La canción que siempre recuerdo para estas ocasiones de despedida, y que se ha convertido en algo así como mis propias Golondrinas es la genial Stand by me de Oasis que le va dedicada hasta el otro lado del mundo.

En la foto tomada por mi amigo Óscar Sánchez estamos Omar y yo en la explanada de Bellas Artes (antes de entrar a ver la exposición de Kudelka) y quizá sea de junio o julio de 2003.

2 comentarios:

Marlon Martínez Vela dijo...

Buen día:
Soy Marlon, disculpa que ocupe este espacio para una situación ajena a tu post. Sin embargo creo que es importante hacerlo.
Ya que yo no gozo de popularidad como tú en la blogosfera, te invito a que promuevas lo siguiente; si quieres, claro.
Resulta que el 1 de mayo habrá protestas en EU de parte de los inmigrantes y nosotros desde Latinoamérica apoyaremos al no consumir productos norteamericanos, ni en tiendas de cadenas estadounidenses.
Muchas gracias de antemano.
Hasta luego.

M dijo...

No había leído este post...
sigh
a las dos un abrazo