Para mí, escribir es cada vez más difícil. Sin ir más lejos, dudé en cómo iniciar la oración anterior ("Escribir es cada vez más difícil para mí" o "Cada vez es más difícil escribir para mí" o "Escribir, para mí, es... etc.). Ahora la anécdota que cuenta Theroux sobre Naipaul cobra una verdadera importancia. Dice Theroux, si mal no recuerdo, en la biografía que escribió contra su examigo, que una vez le llamó para que salieran por la tarde a cierto lugar. Naipaul le dijo que sí, pero que pasara por él a cierta hora pues estaría en su casa trabajando --es decir, escribiendo-- todo el día. Theoreux llegó a casa de Naipaul, en Londres, supongo, a la hora acordada. Como una mera cordialidad, el primero le preguntó en qué había estado trabajando "todo el día". El Nobel le contestó que en un texto y que había avanzado demasiado (o a lo mejor no había avanzado, no recuerdo), y se le enseñó: en una hoja en blanco sólo aparecía una palabra: "And". Es todo lo que pudo escribir, le dijo a Theoroux, después de darle vueltas y vueltas a una oración y luego de escribir en uno y mil papeles que yacían en el bote de basura.
Yo escribo una primera versión, la deshago, la reescribo, la dejo reposar, la vuelvo a leer y me enfurece de lo mala que es, entonces, la rehago, la pulo y, a veces, la publico. Pero ya publicada me doy cuenta que es ¡espantosa! Hay cacofonías, aliteraciones, palabras y conceptos repetidos, uso muchas paráfrasis, oraciones largas, con varias subordinadas, que enredan todo y no se entiende nada... ¡escribir se ha convertido en mi peor tortura!
Yo escribo una primera versión, la deshago, la reescribo, la dejo reposar, la vuelvo a leer y me enfurece de lo mala que es, entonces, la rehago, la pulo y, a veces, la publico. Pero ya publicada me doy cuenta que es ¡espantosa! Hay cacofonías, aliteraciones, palabras y conceptos repetidos, uso muchas paráfrasis, oraciones largas, con varias subordinadas, que enredan todo y no se entiende nada... ¡escribir se ha convertido en mi peor tortura!
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Siempre pensé que B. había sido fuerte. Porque se vino de su ciudad, porque tuvo que vivir con amigos, pero vérselas solo, porque su familia no está aquí, porque sus amigos somos su familia, porque lo he visto crecer y madurar, ya no somos los adolescentes que se conocieron. Pero ayer que lo vi me di cuenta que no era así, como si de pronto todo eso le hubiera caído como una loza y como si lo desconociera por completo. Me sentí mal cuando nos despedimos casi a la medianoche, y así me fui a mi casa... y él se fue a una fiesta.
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¿Por qué siempre que se van dejan impregnado su aroma en mi piel?
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Luna, llévale el calor de mis palabras...
Canta la León, una rola que él me dio (por cierto, no lo veré, cuando él llegue a la Ciudad yo estaré en el Puerto).
1 comentario:
La dificultad para escribir (y todos los padecimientos que ello implica) se me presenta, como a ti, en cada frase. Yo no soy de las que hacen muchos borradores, mi neurosis es similar a la de Naipaul: puedo estar horas frente a una hoja en blanco, un párrafo, un verso. Pero te confieso que desde hace muy poco he dejado de "sufrir" la escritura. Me sigue costando igual de trabajo, sólo que ahora ya asumí que siempre va a ser así, que es parte del proceso. Descubrí que escribir no es un asunto "progresivo" que con los años te sale natural. No. Siempre me costará mucho hacerlo porque, además, me encanta inventarme retos o meterme en terrenos que jamás había explorado. Me sigo tardando mucho en escribir una línea pero, al menos, ya no me peleo con las palabras. Ni me enamoro de ellas. Las uso, las desecho, las reacomodo. Ya no me aterran ni me desquician. ¿Será que me estoy poniendo vieja?
Me gustó tu texto, honesto, directo y muy bien escrito!
Un saludo,
M
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