Espero. Mientras espero en mi propia oficina para avanzar en los pendientes tomo un altero de revistas que están aquí desde hace tiempo (he visto como nuestras visitas las toman y las hojean mientras esperan: ahora también yo espero así que me dedico a hojearlas). Me encuentro con: revistas de modas, revistas del corazón, revistas de chismes, revistas de sociales y, finalemente, revistas porno ¡para hombres! Es decir, de mujeres para hombres, no de hombres para hombres que sería lo habitual en un lugar como este donde prácticamente todos no prácticamos la cópula con las hijas de Eva.
En fin, que en una Play Boy me encuentro con una entrevista de una mujer llamada Mónica Maristáin a otra mujer, dizque escritora, llamada Carmen Boullosa. No la leo toda, desde luego, la conversación me parece tontísima, la entrevista, las respuestas, pero llama mi atención que cuando Maristáin (quien ya se echó otra joyita en otra Play Boy, con un tal dizque erúdito llamado Nicolás Alvarado) le pregunta sobre cómo conoció a Roberto Bolaño, Boullosa se regodea y dice que ellos, en esa época querían se poetas, hacían todo por ser poetas y por eso iba con Tomás Elodia... ¿y quién era ese señor? No lo sé, y estoy seguro de que Maristáin tampoco lo sabe, y mucho menos Boullosa que lo nombró. ¿Será acaso Tomás Eloy Martínez o Tomás Segovia? Cuando eso sucede, es que ni quién hizo la entrevista y la trancribió supo de qué hablaban y mucho menos se tomó la molestia en investigar quién era para dar más datos al posible e hipócrita lector.
Y mientras sigo esperando, la polémica sobre el premio Aguascalientes de poesía se desata y la del Diccionario crítico de Domínguez Michael entra en estado crítico.
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