por la piel espontánea, y era poderoso
ver cuatro en la figura de estos dos
que se besaban sobre la arena; vicioso
era lo viscoso o al revés; la escena
iba de la playa a las nubes.
¿Qué después
pasó; quién
entró en quién?; ¿hub sábana
con la mancha de ella y él
fue la presa?
¿O atados a la deidad
del goce ríen ahí
no más su relincho de vivir, la adolescencia
de su fragancia?
Gonzalo Rojas, "Transtierro" en Antología del aire (FCE, 1991).
*
El "Babelia" de ayer sábado estuvo dedicado a Roberto Bolaño, de quien pronto se cumplirán 4 años de su muerte. Algunos escritores latinoamericanos y españoles opinaron sobre el chileno, pero sólo uno dijo algo que valía la pena, que no se sumaba a la retahila de adulaciones: el colombiano Darío Jaramillo Agudelo, quien describió con precisión porque Bolaño NO es el escritor excelso que todos dicen: por la sencilla razón que no sabe escribir: la escritura de Bolaño abunda en muletillas, aliteraciones, subordinadas interminables que torpetean el sentido del oído, y todo eso no lo hace deliberadamente (¿acaso no tienen oído para notarlo--porque, desde luego, no sólo se lee con los ojos--?). Como les consta a los pocos que han leído mi texto sobre Bolaño (y acaso porque juzgan demasiado severo no se ha publicado), desde hace unos años yo opino lo mismo. Basta, pues, de Bolaño escritor, o seudoescritor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario