¡Que tengas suerte! ¡Mis mejores deseos! ¡La mejor de las suertes!
¡Que vaya bien! ¡Dios te acompañe! ¡Dios te bendiga!
¡La paz esté contigo!
¡Que no pierdas tu buena sombra!
Mira, podemos alcanzar el otro lado
con la mirada. Es tu problema, ya lo sabemos,
pero soy incapaz de evitar cierta envidia.
¿Y si se desquiciara la oscuridad ya mismo?
Resonante, boyante, remonta uno la corriente.
Aquí estaba la sombra, el atisbo de flores,
y la paz, en otro lugar.
Nuestra competición es como cierta clase de herramientas.
Ninguno las habría visto útiles al principio.
Mientras no hubo una auténtica emergencia a nadie
se le ocurrió reconocerla como lo que era.
El mundo no se hundió, fue como un salmo que se eleva,
que se materializa como la nieve sobre una montaña oculta.
Debajo de los pies estaba todo bien, pero perdido.
John Ashbery, Por dónde vagaré (Lumen, 2006). El libro está traducido por mi querido amigo, el poeta Daniel Aguirre.
11.4.07
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