17.5.06

[Queremos tanto a...]

Luis Cernuda

Cernuda vendría a ser algo así como la Reina Madre (la de Inglaterra, fallecida hace un par de año) de todas las locas que nos dedicamos a esto de la escritura. Tal y como, según Sartre, los franceses tienen en su santoral a Saint Genet y los griegos a san Kavafis, los de lengua hispana tenemos a este portentoso poeta nacido en Andalucía, España, el 21 de septiembre de 1902. Cernuda está por encima de su propio paisano, Federico García Lorca y de muchos otros de su generación: Emilio Prados, Gil-albert y el closetero pero premio Nobel, Vicente Aleixandre (quien cantaba femeninamente lo que a todas luces era masculino).

Y de los poetas de Latinoamerica ni se diga, yo soy fan de Villaurrutia pero vivió muy poco, el lenguaje de Novo es mordaz pero acabó mordiendose su propia lengua. Nandino es un poeta menor y Pellicer un pésimo poeta. De Barba Jacob su vida es más interesante (y más si es contada por el gran Vallejo) que su poesíapues esta es muy plana, monótona. Borges era de clóset, a webo. Perlongher era el barro de lo creado en las Antillas, más específicamente en la más grande de ella, Cuba: Ballagas, Lezama Lima, Piñera, ¡esos si qué son tamaños!, Arenas, , et. al. (Sólo alguno de esos cubanos estaría dándole la batalla a Cernuda).

Y es que no soy yo el único cernudiano, también lo son y, en gran medida, Guillermo Fernández (con quien el otro día me pasé tres horas al teléfono hablando del andaluz cuando yo le hablaba para preguntarle por Abigael Bohorquez), Vicente Quirarte, James Valender, Hernán Bravo Varela, y de otras latitudes mi querido Luis Antonio de Villena (quien le escribió un muy bonita biografía en la colección Vidas Literarias de la editorial barcelonesa Omega) y el mismísimo crítico literario a quien tanto admira mi novio, Harold Bloom. Este último dijo el año pasado en una entrevista qque Cernuda es un poeta más moderno que el propio García Lorca y, claro, que Benavente, Brines, Gil de Biedma, Arrufat, Ulacia y demás insignificancias.

La de Cernuda es una poesía que no permite un acercamineto fácil: en todo momento le restriega al lector su condición. "Yo aquí soy el poeta y tú mi simple lector", seguramente hubiera dicho quien hacía de su arrogancia una virtud. Además, Cernuda es ya un referente muy importante entre los poetas gays que escriben poesía gay: ha impuesto temas y un lenguaje que ha perdurado a lo largo de varias décadas. Por ejemplo, en "Nocturno y elegía" del cubano Ballagas ya se percibe a simple vista la influencia de Cernuda con su poema "El joven marino"; incluso Ballagas le plagia ideas y palabras muy concretas ("El joven marino" debió de haberlo escrito a principios en la década de 1930 y hacía el final de la misma década Ballagas compuso su poema). Lo mismo sucede con "Origami para un día de lluvia" (1990) de Manuel Ulacia, un poeta muy menor que, al igual que Ballagas, le plagia ideas, imágenes y palabras muy específicas pero esta vez de los últimos poemas cernudianos, es decir, de "Desolación de la quimera". Por mi parte, no me atrevo a tanto, lo admiro con fervor pero de allí a tratar de imitarlo, de llegarle siquiera a sus poemas menores, a su lenguaje menor, hay una distancia; yo si me ubico muy bien en el lugar que me corresponde.

Es por eso que tampoco me ubico en la línea sucesora del trono. ¿Quién es el heredero de la corona cernudiana? No lo sé, no vislumbro un poeta del tamaño de Cernuda y ni siquiera que le siga timidamente los pasos. Guillermo vendría siendo algo así como la condesa de Toluca, hay también, según me informan, duquesas en Monterrey (Joaquín Hurtado, Luis Aguilar y la infanta óscar David López), en Guadalajara (desde Luis González de Alba, pasando por mi querido Víctor Ortiz Partida y el generosísimo Luis Armenta Malpica), aquí en la ciudad está la lenona de los Portales y los vapores Rocío, candidata al Conaculta cuando ella exige Hacienda, la condesa de la Condesa sin duda alguna es Fernando Vallejo (otro que podría estarle peleando la corona a Cernuda), yo soy una modesta infanta de Tlatelolco-Tepito. Luis Antonio ya pidió ser condesa del Mal Mundo, quizá Pedro Montealegre demande serlo de Valencia o de su natal Chile (aunque allá ya tenemos a la Lemebel), o Mendicutti de su natal Cadiz, Arrufat lo podría ser de La Habana y mi querido Harold de Bogotá. Y, claro, el vulgo.

Todas juntas, hermosamente retratadas con su tiara, envidiando la corona que sólo le pertenece a Cernuda.

12 comentarios:

M dijo...

¿Qué pasa aquí?

adorable esparraguito dijo...

¡¡¡Osea, por decirs!!! ¿Lorca y Cernuda? ¿Comparados? ¡¡¡Osea, MIS PASTILLAAAAAS!!! Mire, amigui, no me busque, no me busque. Lo moderno no quita lo maleta. Ya sabe que lo amo con locura. Un abrazo

Sergio dijo...

yo también te quiero Orlando, te veo al rato... besos muchos.

Medeo: que qué pasa aquí, pos nada que me puse a repartir títulos nobiliarios y no te tocó ninguno, sorry, por estar en el gremio les tocó ser el vil vulgo. Pero sabes que se les quiere a ti, a Jorgito, a Irabien, a Kike, et.al. O sea, su monarquia no los trata tan mal, somos como la española y no como la inglesa que da tanto de qué hablar.

Artura, no te pongas loca, yo no lo digo, lo dice el rey de las literaturas comparadas: Bloom. Lorca es bueno, está bien, lo leo y me gusta y hasta digo ¡ay, qué bonito! pero Cernuda es otra cosa, una excelsitud.

innes dijo...

Puedes decir lo que quieras, salvo que Gil de Biedma es una insignificancia. Ahí lo has tocado mal. Muy mal. Puede no gustarte, pero tienes que olerlo a la legua. Olerlo, oler que es uno de los más grandes, aunque no te guste.

adorable esparraguito dijo...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡No comparto!!!!!!!!!!

Sergio dijo...

Innes, sí, quizá tengas razón: no debí de haber puesto a Gil de Biedma en ese grupo de insignificanias... aunque, la neta no es tan bueno. Es, como diría Chesterton, un buen menor poeta, o sea, dos dos, so so. A mi me gusta mucho, pero reconozco que no es un gran poeta. ("insignificancias", además, es parte de mi lenguaje irónico ;))

Arturo!!!! ya nos arreglaremos tú y yo al calor de unos whiskeys en Mty!!!

téllez-pon

innes dijo...

Un buen menor poeta fue Neruda. La obra de Gil de Biedma, creo, está infravalorada. Esperemos que con el tiempo cambie. ¿Me dejan hacerles una recomendación que les dejará con la boca abierta? (Y a todos nos gusta mucho tener la boca abierta, ¿verdad?):

José María Fonollosa

Si no lo conocen, tienen que leerlo.

De nada.

Pedro Montealegre dijo...

Sergio, en mi humilde caso, no suelo avalar la monarquía. Soy de la muchedumbre que hace la Revolución Francesa. Como le dije a un amigo, cortaría sin dudar la cabeza a Luis XVI y luego me pintaría los labios con su sangre. O intentaría escribir con ella alejandrinos.

Sergio dijo...

Innes: gracias por la recomendación, buscaré en Google a ver qué arroja y ya te comentaré... no habá visto en tu blgo que eres de BCN, ahora entiendo porque defiendes tanto a tu paisano Gil de Biedma, un pequeño gran poeta, insisto.

Pedro, ¡¡pero si la democracia no sirve!! la democracia es lo peor que ha parido esa mugrienta raza de galos... ya quiseramos haber tenido en américa a un rey sol que ilustrara a tanto indio ignorante de su devenir.

besos misántropos,

stp

M dijo...

Ofendidísimo
(no, cómo crees)
Las finadas milicias de Madonna me dieron el título de ideólogo del movimiento...
Fuck-all
Medea fuck-eada y convertida a Cernuda

innes dijo...

Ey, amigo Sergio, jamás se me ocurriría defender a nadie por su lugar de nacimiento. No me confunda usted... Además, los poetas somos de donde nos da la gana.

"Pedro, ¡¡pero si la democracia no sirve!! la democracia es lo peor que ha parido esa mugrienta raza de galos... ya quiseramos haber tenido en américa a un rey sol que ilustrara a tanto indio ignorante de su devenir".

Mi enhorabuena, además de estar de acuerdo con usted, sé que hay que tenerlos de acero para decir algo así en México. Bravo, bravo.

Un saludo.

Pedro Montealegre dijo...

Oh, Sergio, dije que le cortaría la cabeza al Rey, que utilizaría ese carmín, pero jamás dije que apoyara el modelo democrático tal cual surgió a partir de que ardiera la Bastilla. En cambio, me encantan las dictaduras de los sindicatos anarquistas de obreros guapos y rojos. Los asamblearios mamelucos manchados de grasa y sudor.