12.3.06

[Nocturno]

es el lechero que me trae
la leche por la noche
o más bien la noche que me trae
la leche de tu pecho
o es acado la gran dicha
de blandir un hacha
cuando la lucha es mucha
o la muchacha que se viste
todas las noches
con mi desdicha
no es el lechero ni la noche
mi desdicha ni tu pecho
sino la mucha dicha
de blandir un hacha
entre el muchacho y la muchacha

Jorge Eduardo Eielson, Temas y variaciones.

*

Hace unas horas, durante la presentación del segundo título de El billar de Lucrecia, Multicancha del chileno Germán Carrasco, una serie de poetas congregados allí siguieron doliéndose por la muerte de Eielson. Desde Julio Trujillo quien hizo un paréntesis en su intervención, hasta Sergio Valero, Gerardo el editor de Aldus, Hernán Bravo Varela, Rocío González y, claro, mi queridísimo Ehitel Silva quien traía una tremenda peda y estaba profundamente dolido por la pérdida, en una misma semana, de dos familiares suyos y la de su compatriota el ya tantas veces elogiado aquí, Eielson.

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