Fue mi amigo Heriberto Yépez quien me recomendó abrir una cuenta de blog. “Es tan fácil como abrir una cuenta de correo electrónico gratuito”, me dijo, y así fue. De eso hace ya dos años. Empecé a postear cosas sin importancia porque la verdad no me lo tomaba muy en serio, y después cosas que ya había publicado. Aún hoy, incluso, sigue siendo un divertimento. Así que no soy de los que defienden ese medio ante quienes sí se dedican a atacarlo ferozmente. Simplemente a esos críticos del blog, les diría que tengo un blog por la misma necesidad por la que ellos y yo (o sea, todos), tenemos un correo electrónico. Es parte, ya, de la vida moderna. Insoslayable. En particular, para mí es más efectivo un correo electrónico que una llamada telefónica. Sí, soy un obsesivo del correo; todo el tiempo estoy pendiente de él, escribiendo y recibiendo mensajes, en ocasiones simultáneamente. Además porque mi cerebro siempre ha sido renuente a memorizar números y, por lo tanto, ha sido más fácil aprenderme direcciones de correo.
No miento al decir que el internet se ha vuelto parte indispensable de mi vida. Leo los periódicos en la red. Veo muchos programas de televisión de todo el mundo por ese medio. Mantengo contacto con amigos de todas partes a través del chat o messenger. Escucho estaciones de radio por medio del internet. Bajo música que sería prácticamente imposible conseguir en las anacrónicas tiendas de discos de la ciudad. Y por si fuera poco, por internet compro cualquier cosa, pago cuentas pendientes (evitándo las largas colas de los bancos), reservo, hablo, veo, leo, escucho… Y cuando digo que la web me evita las largas colas del banco (por ejemplo, pero también el de librerías y todo tipo de tiendas), con eso no quiero decir que me haga la vida más fácil. De ninguna manera. Sino todo lo contrario, la vida actual es una pálida metáfora, pero metáfora al fin, del caos que es el internet y Google marca la pauta: “Resultados 1-10 de aproximadamente 1, 670, 000, 000 de life. (0.06 segundos)”.
Por lo tanto, no puedo hablar mal del blog. Puedo pasar horas leyéndolos, de todas partes del mundo, en cualquier idioma (bueno, no cualquiera porque ¡Google también traduce!). El problema no es el blog, o el correo, sino el internet todo. ¡Qué cosa tan maravillosa han creado para complicarnos más la vida! Nuestro destino estará marcado por lo que el internet quiera hacer de nosotros, pobres neófitos de nuestro devenir. ¿Y si le pregunto a Google sobre mi futuro? ¿Tendrá la respuesta?
4.1.06
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
El día que Google conteste
nos cagaremos todos
Escatológicamente,
Medea la Mandarina
Publicar un comentario