17.3.05

Contra las feministas

Con el pasado día de la mujer, fue un buen pretexto para hablar del feminismo. Pos bien, aquí está lo que pienso al respecto.

Una de las mujeres a la que más respeto por su innegable inteligencia es la locutora Fernanda Tapia. Su lucidez, le hace tener una habilidad mental y verbal, en verdad excepcional. Es ella la que, invariablemente, llama a las feministas de hueso colorado: “Feminazis”. Es decir, se burla de ellas. Eso es sólo el inicio, porque después despotrica contra las Feminazis, tanto y de una forma tan divertida que uno se mea de la risa.

Como hace unos años, cuando los zapatistas se alzaron en armas en nombre de los indígenas, alguien dijo: “Hay que salvar a los indígenas de los indigenistas”, ahora muy bien podríamos decir: “¡Hay que salvar a las mujeres de las feminazis!”.

El feminismo como tal, ya se sabe, fue uno de los movimientos sociales más notables, junto con el de la liberación gay, en todo el mundo durante la alocada década de 1970. ¿Ahora qué vigencia tiene? Ninguna, desde luego. Si hubiera un feminismo militante y combatiente como en los setenta, estaría más interesado en protestar por el esclarecimiento de los feminicidios de Ciudad Juárez, pero esa protesta le pertenece a los familiares directamente afectados. En cambio, nuestras flamantes feministas, están en sus cubículos haciendo sus investigaciones de los queer studies. “¡Gentiles feminazis sólo de sus bocas!”, según diría Góngora. Y por otra parte, los lugares o espacios (pues es así como las feminazis contabilizan sus logros) que han ganado las mujeres en años muy recientes, ciertamente no ha sido gracias al feminismo trasnochado que persiste.

Las feminazis, deberían agradecer que hoy en día no haya (en el mundo occidental, hay que aclararlo) un poeta tan misógino como Quevedo, por ejemplo, cuya materia prima para sus implacables satiras eran las mujeres, los calvos, los letrados y los genoveces por rateros. Por ejemplo, Quevedo parodia el mito de Orfeo y dice entonces que es un pendejo, ya que habiéndose librado de su mujer, desciende a los infiernos por ella para que regrese con él al mundo de los vivos. Y en otro soneto dice:

Mujer que dura un mes, se vuelve plaga;
aun con los diablos fue dichoso Orfeo,
pues perdió la mujer que tuvo en paga.

En el mundo fundamentalista de oriente medio y oriente, las mujeres, y mucho menos las feminazis, claro está, podrían tener siquiera presencia alguna. Véase sino, la extremada misoginia en este provervio árabe: “Cada tanto dar una paliza a una mujer es algo saludable. Si tú no sabe por qué, ella sí lo sabe”.

Lo ideal sería que el tema empezara a dejarse de lado; sin pensar que se está discriminando, excluyendo, torturando. Seguir pensando que eso sucede, es propiciar, inculcar en la mente colectiva para que se sigan registrando hechos contra las mujeres.

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